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Gallardón multará ahora a los bares que tengan pizarra del menú del día

El alcalde de las zanjas y obras que nunca se acaban se ha sacado de la manga una nueva prohibición recaudatoria.

El alcalde de la capital, más conocido por ser el alcalde de las obras, zanjas, reformas para acomodar su palacio, andamios, cambios en el mobiliario urbano e impuestos abusivos, se dedica ahora a perseguir a los hosteleros que colocan el menú del día en la puerta de sus restaurantes.

¿Por qué?, se preguntarán. Pues las explicaciones del Ayuntamiento a El Mundo son las siguientes: la medida está destinada a proteger a los viandantes, especialmente a los invidentes y minusválidos. "No es una cuestión de dinero, sino del derecho de las personas a pasear por la calle". ¡Toma ya! Añaden desde el Consistorio madrileño que esto no es nuevo, que esta campaña se inició en 2006, aunque se acentúa en algunos períodos del año. Serán estos los que proporcionan mayores ingresos a las arcas municipales.

La indignación de los hosteleros es mayúscula. No podía ser para menos, sobre todo tras la aprobación de la Ley Antifumadores, que les ha repercutido de manera muy negativa. "Si Gallardón se ha metido en la M-30 y en los Juegos Olímpicos y le ha salido mal no es culpa de los ciudadanos. No hace más que tensar la cuerda y de tanto machacar al final se va a romper", dice el dueño de un céntrico restaurante.

Y es que a su mesón le acaban de volver a multar. La última asciende a 36.000 euros porque una pareja bebía sidra a las puertas del local. Y es que desde que se implantó la mencionada Ley Antifumadores es casi incontrolable que la gente no se lleve la bebida fuera del bar mientras se fuma un cigarro. Pero no sólo eso; también le han quitado las macetas y los carteles publicitarios. Piensa en echar el cierre e irse a Asturias, su tierra natal.

El propietario de otro establecimiento señala: "Me parece fatal que nos pongan más trabas en un momento de crisis como el que vivimos y con la nueva Ley Antitabaco, que ya nos ha quitado mucha venta".

Algunos resisten, como uno de los hosteleros, también del centro, que se niega a retirar su pequeña pizarra, custodiada por un hombre anuncio. "Llegan sin previo aviso y se llevan todo a un depósito. Luego, claro tenemos que pagar un peaje para recuperarlo, como cuando la grúa se lleva un coche".

Incluso también han llamado la atención a las ópticas que siguen esta costumbre. "Nos cuentan que obstaculiza el paso porque la gente puede tropezar con él. Sin embargo, el pavimento está lleno de altibajos que provocan muchas más caídas y nadie lo arregla".

Los viandantes también están mayoritariamente en contra de esta nueva triquiñuela para recaudar y que vuelve a inmiscuirse en la libertad de los propietarios de estos establecimientos. "Yo, desde luego, si no veo lo que ponen de comer en un sitio no entro". Otros apuntan, no sin razón: "Las mesas estorban igual, pero como se paga por tenerlas aquí en medio, ya no molestan, ¿no? No tiene lógica".

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