Fallece en Madrid el octavo trabajador herido de la refinería de Puertollano

L D (Agencias) Familiares y amigos del fallecido, el octavo trabajador muerto a consecuencia de las heridas sufridas en el accidente de la refinería, recibieron la tarde del domingo el féretro con sus restos mortales en el tanatorio del Hospital Juan Cardona de Ferrol. Con cierto retraso respecto al horario previsto, un coche fúnebre lleno de coronas llegó pasadas las nueve al tanatorio ferrolano donde le esperaban su viuda, su hijo y otros familiares, así como amigos. Este lunes, a las cuatro de la tarde, está prevista la salida del cortejo fúnebre hacia el cementerio municipal de Catabois, donde los restos mortales de Juan de Dios García recibirán sepultura. Juan de Dios García, casado y padre de un hijo, ha permanecido en estado muy grave durante 23 días con quemaduras en el 96 por ciento de su cuerpo, tras el luctuoso accidente en el que fallecieron otros siete trabajadores. Los otros dos trabajadores que resultaron heridos, Tomás Muñoz Ubeda, de 56 años, y Juan Carlos Paz Soriano, de 40, permanecen hospitalizados en la Unidad de Quemados de Getafe, con quemaduras en el 45 y el 60 por ciento de su cuerpo, respectivamente, ambos con pronóstico muy grave.

Los trabajadores de la empresa petrolera Repsol y de las empresas de contratas pararán este martes al mediodía durante 15 minutos en señal de duelo por la muerte del octavo trabajador siniestrado en el accidente de la refinería puertollanense el pasado 14 de agosto. El paro convocado por sindicatos y trabajadores de empresas de contratas se realizará a las 12 del mediodía a las puertas de Repsol en el primer día de jornada laboral tras el fin de semana y la jornada de fiesta local en honor de la patrona de la ciudad que se celebra este lunes. Por otro lado, la alfombra floral que elaboran un grupo de vecinos en una de las calles de la ciudad para el paso de la carroza que transporta en procesión a la Virgen de Gracia honrará a los fallecidos en el accidente de Repsol con la suelta de ocho palomas blancas y la colocación en dicha alfombra de una rosa roja por cada uno de los fallecidos.