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Europa incrementa sus emisiones de CO2 más que EEUU pese a Kyoto

Según revela The Wall Street Journal a partir de datos de Naciones Unidas, las emisiones de CO2 han crecido en Europa más que en EEUU (muy criticado por no suscribir el protocolo de Kyoto). De 2000 a 2005, la Europa de los quince presentaba un incremento de emisiones de un 3,8 por ciento, frente a un 2,5 por ciento en los EEUU. Unos datos sobre los que aún no se ha pronunciado el gran apóstol del cambio climático Al Gore, que cada vez recluta a más seguidores de la constelación de estrellas de hollywood.

(Libertad Digital) La publicación de estos datos por parte de las Naciones Unidas han sido comentados con especial interés en algunos medios especializados de EEUU, donde achacan la diferencia a las políticas económicas más o menos intervencionistas que dominan el viejo y el nuevo continente.
 
El diario neoyorquino The Wall Street Journal señala que esta noticia es mala para Europa "si se considera que durante esta década, la población de EEUU ha crecido aproximadamente el doble que la tasa de la Europa de los quince, mientras la economía americana se expandía sobre un cuarenta por ciento más rápido".
 
El planteamiento europeo, en teoría, consistiría en que "las compañías que han de emitir Co2 de forma intensiva intensivas de Co2 (principalmente aquellas que producen energía o usan gran cantidad de ella) reciben un cierto número de permisos para emitir gas. Si reducen sus emisiones de gas por encima de lo previsto, pueden vender el permiso extra a firmas que necesiten más avances. En este camino, los mecanismos del mercado están preparados para castigar o recompensar a las compañías por sus emisiones de carbón, incentivándolas para que lo reduzcan lo antes posibles".
 
Sin embargo, en la práctica, el diario estadounidense sostiene que "el esquema del negocio del carbón en Europa ha fallado", en tanto en cuanto , "los gobiernos crean una demanda artificial en el mercado y satisface esa demanda de forma arbitraria. Al final, el número de permisos excede el número de emisiones actuales y por eso los precios caen a plomo. Unos precios que no pueden persuadir a las empresas para que disminuyan sus emisiones de carbón en lugar de comprar otros permisos".
 
Una política que no hace más que evidenciar la distancia que existe, para los medios estadounidenses, entre "la retórica europea" y su realidad y asegura que "ni América es el gran demonio del carbón ni Europa es ciertamente un ángel".

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