(Libertad Digital) Sin embargo, el verano de 2002 fue especialmente movido. Las lluvias, tormentas y las temperaturas bajas protagonizaron casi todo el verano, lo que pone en tela de juicio la teoría del recalentamiento del planeta.
Según el estudio realizado por Jurg Luterbacher y meteorólogos del Instituto de Geografía, Climatología y Meteorología de la Universidad de Berna adelantado por EFE, los nueve veranos más calurosos registrados en Europa han ocurrido desde 1989, año en que la temperatura fue superior en 1,3 grados centígrados en comparación con la media estival. Comparativamente, en la década entre 1994 y 2003 la temperatura fue 0,84 grados superior a esa media.
Sin embargo, pese a que analiza todas las variables climáticas que han influido en los niveles de temperatura en los últimos siglos, el estudio no adelanta un pronóstico sobre cómo será el próximo verano europeo, donde las temperaturas más altas ocurren en julio y agosto.
Sin embargo, pese a que analiza todas las variables climáticas que han influido en los niveles de temperatura en los últimos siglos, el estudio no adelanta un pronóstico sobre cómo será el próximo verano europeo, donde las temperaturas más altas ocurren en julio y agosto.
Sobre la base de una reconstrucción de patrones climáticos en las principales zonas de Europa a partir del año 1500, los científicos lograron determinar la intensidad térmica de los veranos así como la temperatura media anual. Esa reconstrucción incluyó el análisis de los hielos en relación con la temperatura del mar en Groenlandia, así como los anillos de árboles y los hielos respecto a las temperaturas oceánicas en Escandinavia.
Los investigadores manifestaron que mediante esa información localizada lograron establecer la medida en que los cambios climáticos de finales del siglo pasado pueden ser inusitados en comparación con la variación climática anterior a la Revolución Industrial de finales del siglo XVIII.
El estudio señaló que el aumento en gran escala de las temperaturas en Europa pudo haber sido causado por procesos diferentes. Uno de ellos pudo haber sido un cambio en la circulación del aire en la estratosfera debido a una respuesta diferente a las fuerzas solares y volcánicas que ocurrió antes de la era industrial. A ello se agregan cambios en la temperatura de la superficie marítima en el Atlántico norte, así como la variabilidad tropical que explicarían las altas temperaturas invernales que se registraron en la última parte del siglo XVII y el comienzo del siglo XVIII, según el estudio.
Los investigadores manifestaron que mediante esa información localizada lograron establecer la medida en que los cambios climáticos de finales del siglo pasado pueden ser inusitados en comparación con la variación climática anterior a la Revolución Industrial de finales del siglo XVIII.
El estudio señaló que el aumento en gran escala de las temperaturas en Europa pudo haber sido causado por procesos diferentes. Uno de ellos pudo haber sido un cambio en la circulación del aire en la estratosfera debido a una respuesta diferente a las fuerzas solares y volcánicas que ocurrió antes de la era industrial. A ello se agregan cambios en la temperatura de la superficie marítima en el Atlántico norte, así como la variabilidad tropical que explicarían las altas temperaturas invernales que se registraron en la última parte del siglo XVII y el comienzo del siglo XVIII, según el estudio.