En la misma Barcelona, donde el cardenal Sistach ejerce de pastor, ha sido donde uno de los representantes más importantes del Vaticano, Rino Fisichella, responsable del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, ha dejado clara la que debe ser la postura de la Iglesia con el sacerdote catalán que se jactó de pagar abortos, amén de otros desmanes en su ministerio sacerdotal.
Y lo ha hecho precisamente durante una entrevista La Vanguardia. El arzobispo italiano fue preguntado por el caso de Manel Pousa y las diligencias previas para iniciar el proceso de excomunión de este sacerdote. "Ante la gravedad del aborto, no se puede razonar sólo con emotividad; hay que pensar con lucidez, distinguir el bien del mal. La emotividad ayuda a crear una relación de benevolencia, pero no es suficiente. Y el trabajo social no lo es todo en la vida de un sacerdote; sólo es eficaz si se hace en la verdad del Evangelio".
Hay una parte de su respuesta que deja en evidencia la actitud del cardenal Martínez Sistach, que fue muy complaciente cuando Pousa anunció que pagaba abortos, y que quiso mostrarse algo más serio cuando éste anunció el resto de sus desmanes, incluida su confirmación de que había pagado abortos.
En una nota de prensa hecha pública el pasado 15 de marzo, el Arzobispado de Barcelona anunciaba la apertura del proceso de excomunión de este sacerdote, condecorado tanto por la Generalidad como por el Ayuntamiento de Barcelona. Sin embargo, en un comunicado de sólo tres párrafos, uno iba destinado a alabar a Pousa, pese a la división y la confusión que este cura ha provocado a los fieles.
Así se manifestaba el Arzobispado con respecto al todavía religioso: "Estas diligencias preceptuadas por la normativa canónica, no impiden reconocer el trabajo social que desde hace muchos años está realizando este sacerdote al servicio de los grupos más necesitados de nuestra sociedad".
Esto es justamente lo que de forma velada, o no tanto, ha dejado caer este ‘ministro’ vaticano en la propia ciudad en la que gobierna Martínez Sistach. Nada de tanta complacencia ni de medias tintas ante actitudes que atacan y dañan sobremanera la imagen de la Iglesia Católica.
De este modo, Roma habría lanzado un nuevo mensaje a un arzobispo que siempre ha querido quedar bien con todos y rodearse de los sectores menos ortodoxos de la iglesia barcelonesa, y que ahora le están dejando en mal lugar.
La gota que colmó el vaso, y que obligó a Sistach a tomar medidas más contundentes contra este sacerdote, fue la publicación de un libro sobre el Pare Manel. En él, Pousa confirmaba que había pagado al menos un aborto y que casaba a homosexuales en prisión según el rito católico.
Además, confesaba abiertamente que tenía una "amiga especial" desde hacía 10 años y que desarrolla su labor en la Iglesia a su manera, sintiendo que se siente coartado por la institución eclesiástica.