L D (EFE) Como ya sucediera el pasado día 6, cuando el concejal de UPN Juan Luis Sánchez de Muniáin lanzó desde el balcón principal del Ayuntamiento el chupinazo que abrió 204 horas de fiesta ininterrumpida, miles de personas se congregaron en la Plaza Consistorial para asistir al último de los actos de los Sanfermines del 2003.
Unos segundos antes de que el reloj de la Casa Consistorial de Pamplona diera las doce de la noche, la alcaldesa de la ciudad, Yolanda Barcina, se asomó al balcón del Ayuntamiento para dirigirse a las personas que con sus alegres cantos y sus bailes apuraban los últimos instantes de la fiesta.
Ante las miles de personas congregadas en la plaza, la alcaldesa dijo: "Pamploneses, pamplonesas, se han terminado las fiestas de San Fermín y ya falta menos para que os convoque en esta misma plaza a las doce del mediodía del 6 de julio del próximo año 2004. Ya falta menos para que gritemos todos juntos ¡Viva San Fermín, Gora San Fermín!". Los pamploneses mostraron entonces su pesar por el final de los festejos desanudándose del cuello el pañuelo rojo, prendiendo las velas que portaban y cantando un año más la tradicional melodía del "Pobre de mí, pobre de mí, que se han acabao las fiestas de San Fermín".
La alcaldesa, los concejales y las diferentes autoridades e invitados que se encontraban en los balcones del Ayuntamiento, esgrimiendo los pañuelos rojos que habían lucido durante todas las fiestas, se sumaron también a los cánticos del "Pobre de mí" entonados por los pamploneses, que expresaron no obstante su optimismo reiniciando la cuenta atrás para las próximas fiestas con el "Ya falta menos, ya falta menos..." y el "Uno de enero, dos de febrero...".
El "Pobre de mí" dio de esta forma por finalizados nueve días ininterrumpidos de fiesta, en los que la capital navarra, un año más, cobró un protagonismo mundial con sus celebraciones en honor a San Fermín, obispo cristiano de Amiens del siglo III y copatrono de Navarra junto a San Francisco Javier.
Unos segundos antes de que el reloj de la Casa Consistorial de Pamplona diera las doce de la noche, la alcaldesa de la ciudad, Yolanda Barcina, se asomó al balcón del Ayuntamiento para dirigirse a las personas que con sus alegres cantos y sus bailes apuraban los últimos instantes de la fiesta.
Ante las miles de personas congregadas en la plaza, la alcaldesa dijo: "Pamploneses, pamplonesas, se han terminado las fiestas de San Fermín y ya falta menos para que os convoque en esta misma plaza a las doce del mediodía del 6 de julio del próximo año 2004. Ya falta menos para que gritemos todos juntos ¡Viva San Fermín, Gora San Fermín!". Los pamploneses mostraron entonces su pesar por el final de los festejos desanudándose del cuello el pañuelo rojo, prendiendo las velas que portaban y cantando un año más la tradicional melodía del "Pobre de mí, pobre de mí, que se han acabao las fiestas de San Fermín".
La alcaldesa, los concejales y las diferentes autoridades e invitados que se encontraban en los balcones del Ayuntamiento, esgrimiendo los pañuelos rojos que habían lucido durante todas las fiestas, se sumaron también a los cánticos del "Pobre de mí" entonados por los pamploneses, que expresaron no obstante su optimismo reiniciando la cuenta atrás para las próximas fiestas con el "Ya falta menos, ya falta menos..." y el "Uno de enero, dos de febrero...".
El "Pobre de mí" dio de esta forma por finalizados nueve días ininterrumpidos de fiesta, en los que la capital navarra, un año más, cobró un protagonismo mundial con sus celebraciones en honor a San Fermín, obispo cristiano de Amiens del siglo III y copatrono de Navarra junto a San Francisco Javier.