L D (EFE) Angela Gheorghiu, una de las grandes voces líricas del momento, para muchos una diva caprichosa y exigente, llegó a Madrid el domingo para incorporarse -con quince días de retraso, pero con el permiso del Teatro- a los ensayos de la nueva producción de "La Traviata" de Verdi con la que el Real levantará el telón de su séptima temporada de ópera el 1 de octubre. Un montaje con dirección escénica de Pier Luigi Pizzi y musical de Jesús López Cobos.
Con retraso y "sin pedir disculpas a sus compañeros", la soprano, de 37 años, acudió el lunes a su primer ensayo. "Al principio todo fue bien, le encantaron los decorados, pero de repente, cuando no llevaba ni dos horas en la sala, comenzó a mostrar su rechazo por el montaje. Ayer martes no se presentó y a última hora de la tarde anunciaba su decisión de cancelar", relató Emilio Sagi, director artístico del Real.
Sagi, Inés Argüelles y López Cobos arroparon este miércoles a Pizzi en una conferencia de prensa en la que los tres responsables del Teatro defendieron el trabajo del director de escena, criticaron la actitud de la cantante y quisieron dejar bien claro que allí quien manda son ellos. "Nadie puede venir aquí a decirnos cómo tenemos que hacer las cosas", recalcó Sagi. "No aceptamos chantajes de nadie", insistió López Cobos.
Sagi: La protagonista es una cortesana, no una bibliotecaria
"Que sepamos, la señora Gheorghiu no es ni una gran musicóloga ni sabia. El montaje no es vulgar, Pizzi nunca ha hecho vulgaridades, y sobre su alto contenido erótico -reproche que Pizzi recibe con una sonrisa-, está en el argumento. Violeta (la protagonista) no es una bibliotecaria", dijo Sagi. "Violeta -añadió- es una cortesana, sí, pero también una mujer con muchos valores y espiritual. ¿Por qué la señora Gheorghiu habla en nombre de los autores (Verdi y Piave)?, se preguntó Sagi.
Pizzi no se explica los remilgos de Gheorghiu, su reproche sobre el alto contenido erótico del montaje, que él niega. "La declaración de amor de Alfredo a Violeta la he situado en una habitación, sobre la cama, porque es más lógico que sea así y no en un gran salón, uno a gran distancia de la otra. No es nada escandaloso ni chocante, es algo normal. Es la vida".
En los muchos años que López Cobos lleva en la música nunca, asegura, se había encontrado con una situación tan desagradable como ésta. "Es una falta de respeto a todos. A Verdi lo que le preocupa es entrar en el drama privado, de ahí lo acertado de esta producción íntima y creíble. Luego si Violeta lleva miriñaque o una túnica da lo mismo. Puede ser creíble en ambos casos". López Cobos informó de que otro posible motivo de la "espantada" de la soprano haya sido la negativa del Teatro a autorizarle viajar el 20 de septiembre a Washington -ese día comenzarán los ensayos en el escenario- para participar en una gala lírica. Ella lo niega.
Las funciones de Gheorghiu se las han repartido las otras dos sopranos previstas desde el primer momento: Norah Amsellem y Annalisa Raspagliosi. "En previsión de que pudiera ocurrir lo que ha ocurrido, decidimos cubrirnos las espaldas con dos magníficas voces", concluyó López Cobos.
Con retraso y "sin pedir disculpas a sus compañeros", la soprano, de 37 años, acudió el lunes a su primer ensayo. "Al principio todo fue bien, le encantaron los decorados, pero de repente, cuando no llevaba ni dos horas en la sala, comenzó a mostrar su rechazo por el montaje. Ayer martes no se presentó y a última hora de la tarde anunciaba su decisión de cancelar", relató Emilio Sagi, director artístico del Real.
Sagi, Inés Argüelles y López Cobos arroparon este miércoles a Pizzi en una conferencia de prensa en la que los tres responsables del Teatro defendieron el trabajo del director de escena, criticaron la actitud de la cantante y quisieron dejar bien claro que allí quien manda son ellos. "Nadie puede venir aquí a decirnos cómo tenemos que hacer las cosas", recalcó Sagi. "No aceptamos chantajes de nadie", insistió López Cobos.
Sagi: La protagonista es una cortesana, no una bibliotecaria
"Que sepamos, la señora Gheorghiu no es ni una gran musicóloga ni sabia. El montaje no es vulgar, Pizzi nunca ha hecho vulgaridades, y sobre su alto contenido erótico -reproche que Pizzi recibe con una sonrisa-, está en el argumento. Violeta (la protagonista) no es una bibliotecaria", dijo Sagi. "Violeta -añadió- es una cortesana, sí, pero también una mujer con muchos valores y espiritual. ¿Por qué la señora Gheorghiu habla en nombre de los autores (Verdi y Piave)?, se preguntó Sagi.
Pizzi no se explica los remilgos de Gheorghiu, su reproche sobre el alto contenido erótico del montaje, que él niega. "La declaración de amor de Alfredo a Violeta la he situado en una habitación, sobre la cama, porque es más lógico que sea así y no en un gran salón, uno a gran distancia de la otra. No es nada escandaloso ni chocante, es algo normal. Es la vida".
En los muchos años que López Cobos lleva en la música nunca, asegura, se había encontrado con una situación tan desagradable como ésta. "Es una falta de respeto a todos. A Verdi lo que le preocupa es entrar en el drama privado, de ahí lo acertado de esta producción íntima y creíble. Luego si Violeta lleva miriñaque o una túnica da lo mismo. Puede ser creíble en ambos casos". López Cobos informó de que otro posible motivo de la "espantada" de la soprano haya sido la negativa del Teatro a autorizarle viajar el 20 de septiembre a Washington -ese día comenzarán los ensayos en el escenario- para participar en una gala lírica. Ella lo niega.
Las funciones de Gheorghiu se las han repartido las otras dos sopranos previstas desde el primer momento: Norah Amsellem y Annalisa Raspagliosi. "En previsión de que pudiera ocurrir lo que ha ocurrido, decidimos cubrirnos las espaldas con dos magníficas voces", concluyó López Cobos.