L D (EFE) Con cinco votos a favor y cuatro en contra, el Tribunal Supremo determinó que las universidades que reciben fondos públicos pueden utilizar el factor racial como uno de sus criterios para seleccionar a nuevos estudiantes. Pero en una segunda decisión, el Tribunal Supremo determinó (6-3) que el "sistema de puntos" que asigna la Universidad de Michigan a cada solicitante de licenciatura es anticonstitucional. Este sistema otorga 20 puntos extra a estudiantes de minorías lo que puede ser determinante a la hora de decidir su admisión.
El dictamen del Supremo, que acaparó un interés nacional dada su envergadura, solventó una demanda de discriminación presentada contra la Universidad de Michigan en 1997 por tres estudiantes blancos cuyas solicitudes de entrada a la escuela de leyes fueron rechazadas en detrimento de minorías. Dos de los demandantes, Jennifer Gratz y Patrick Hamacher, lograron graduarse en otras instituciones, pero cuando presentaron la querella recibieron apoyo de grupos conservadores y detractores de la "acción afirmativa".
El presidente estadounidense, George W. Bush, quien se opuso a la política de admisiones de la Universidad de Michigan -que suscitó demandas de estudiantes blancos y atizó la controversia sobre el racismo en EEUU-, reiteró hoy su condena de las "cuotas raciales", incluso si son para diversificar los recintos universitarios. Para Bush, es fundamental lograr un equilibrio entre la diversidad y el trato equitativo bajo la ley, "y espero que llegue el día en que EEUU sea verdaderamente una sociedad que no se fije" en el factor racial. Pero la decisión del Supremo fue aplaudida por líderes de derechos civiles y por los nueve aspirantes demócratas a la candidatura presidencial.
Se espera que la decisión del Supremo, la primera de este tipo desde 1978, tenga repercusiones también en las empresas, en las instituciones de enseñanza superior privadas y en diversas esferas del Gobierno federal.
El dictamen del Supremo, que acaparó un interés nacional dada su envergadura, solventó una demanda de discriminación presentada contra la Universidad de Michigan en 1997 por tres estudiantes blancos cuyas solicitudes de entrada a la escuela de leyes fueron rechazadas en detrimento de minorías. Dos de los demandantes, Jennifer Gratz y Patrick Hamacher, lograron graduarse en otras instituciones, pero cuando presentaron la querella recibieron apoyo de grupos conservadores y detractores de la "acción afirmativa".
El presidente estadounidense, George W. Bush, quien se opuso a la política de admisiones de la Universidad de Michigan -que suscitó demandas de estudiantes blancos y atizó la controversia sobre el racismo en EEUU-, reiteró hoy su condena de las "cuotas raciales", incluso si son para diversificar los recintos universitarios. Para Bush, es fundamental lograr un equilibrio entre la diversidad y el trato equitativo bajo la ley, "y espero que llegue el día en que EEUU sea verdaderamente una sociedad que no se fije" en el factor racial. Pero la decisión del Supremo fue aplaudida por líderes de derechos civiles y por los nueve aspirantes demócratas a la candidatura presidencial.
Se espera que la decisión del Supremo, la primera de este tipo desde 1978, tenga repercusiones también en las empresas, en las instituciones de enseñanza superior privadas y en diversas esferas del Gobierno federal.