L D (EFE) Fuentes del (SEPLA) explicaron que la aviación es un mundo "bastante protocolario", con pautas muy claras y únicas para todos los Estados. En los casos de pasajeros conflictivos se aplican el convenio de Tokio y la legislación comunitaria, "Biblia de las compañías aéreas", que delega en el comandante la responsabilidad sobre la seguridad del avión y de sus ocupantes.
Dicha legislación establece que el piloto "no permitirá que se transporte a personas bajo el efecto del alcohol o de las drogas" y su potestad para prohibir la venta de alcohol a cualquier pasajero durante el vuelo.
El Convenio de Tokio va más allá y permite al piloto "interponer medidas coercitivas" para mantener el orden y la seguridad en la aeronave. Esto incluye desviarse hasta el aeropuerto más cercano o regresar al lugar de partida para, en caso necesario, expulsar al pasajero problemático del avión o ponerlo a disposición de las autoridades pertinentes.
Cuando Melendi y su equipo reaccionaron de forma agresiva ante las negativas de la tripulación a servirles bebidas alcohólicas, el comandante, decidió regresar a Barajas (Madrid) y ponerle a disposición de la Guardia Civil, que se lo llevó detenido.