Fuentes del caso han informado este jueves de que el careo tendrá lugar ante la juez de instrucción 19 de Sevilla, el fiscal antidroga y los abogados personados el próximo 12 de mayo y su objetivo es aclarar las contradicciones entre el policía Lars S.M. y su presunto socio Manuel A.N..
Ambos están encarcelados desde hace ocho meses, junto a la esposa del presunto traficante, como responsables del robo de 150 kilos de cocaína y heroína de los depósitos de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla que fue descubierto en mayo de 2008.
En su declaración, el policía imputado, que fue miembro de la Unidad contra la Droga y el Crimen Organizado (UDYCO) negó su participación en el robo pero reconoció haber facilitado a Manuel A.N. el acceso a la Comisaría. Por su parte, el supuesto cómplice admitió haber ayudado al policía a elaborar los paquetes de yeso y talco que supuestamente se usaron para cambiar por los alijos, pero sin saber su finalidad.
El robo de la droga se descubrió en mayo de 2008 y hasta ahora ha obligado a dejar en libertad a siete presuntos traficantes que se enfrentaban a condenas de hasta doce años de cárcel, pues los contraanálisis de los alijos únicamente detectaron yeso, talco o harina.
Además de los presuntos autores materiales del robo, el jefe de la UDYCO fue sustituido tras ser imputado por la juez por "encubrimiento u omisión de denunciar, por existir indicios objetivos de que había llegado a conocer la sustracción de la droga antes de que fuera descubierta por el Juzgado y no lo había denunciado", según informó entonces la Fiscalía sevillana.
La juez que investiga el robo tomó declaración a principios de abril a los agentes de Asuntos Internos que investigaron el robo, quienes revelaron que dos de los alijos fueron robados después del traslado de Lars S.M. de la UDYCO, en abril de 2008.
También declararon que los ladrones se llevaron los alijos de mayor pureza, por lo que además debieron tener acceso a las analíticas que se guardaban en la Comisaría. Por su parte, varios policías sevillanos declararon como testigos y aseguraron que la llave de los antiguos calabozos donde se guardaban los alijos estaba en poder del jefe de la UDYCO, que solo la entregaba por petición de un jefe policial, quien la conservaba el tiempo necesario para hacer la gestión.
Al sótano habilitado como almacén solo podían acceder los policías de dos en dos y previa apertura de una primera puerta, cuya llave era difícil de reproducir en un solo día, según los testigos.