A pesar de su denominación, estos dispositivos de control se asemejan más a los 'foto roja' o cámaras que hay en algunas ciudades para detectar a los conductores que se saltan los semáforos que a los actuales radares fijos, ya que no funcionan con radares, sino con cámaras de visión artificial infrarrojas situadas en cada uno de los carriles.
Estas cámaras graban todos los vehículos que pasan por el túnel y registran el momento en que cada vehículo entra y sale del túnel, así como su matrícula. Más tarde, con estos datos, un ordenador comprueba los tiempos que cada vehículo ha tardado en cruzar el túnel y calcula su velocidad media.
Posteriormente, las imágenes de aquellos vehículos que se hayan saltado la velocidad serán enviados al Centro de Gestión de Denuncias Automatizadas de León de Tráfico, que gestionará la multa y se la hará llegar al conductor.
Los radares por tramos se señalizarán con señales verticales similares a la de los radares fijos y se instalarán en un principio en túneles debido a la peligrosidad de este tipo de tramos, según ha informado en distintas ocasiones la DGT. Tras la puesta en marcha del radar de la AP-6, está previsto la puesta en marcha de otro en la AP–6 en Barrios (León) y otro en la A-7, en Torrox (Málaga).
El ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, anunció en julio durante la presentación en Madrid del operativo especial de Tráfico para el verano la instalación de los tres primeros radares de tramo y aseguró que se trata de sistemas de control "más justos" y "más razonables" que los radares fijos, ya que evitan la "pillería" de los que frenan al ver un radar fijo y evita que un conductor que conduce habitualmente correctamente sea sancionado por un despiste en un momento dado.