En el tradicional Mensaje Pascual, el Papa pidió por la paz en el mundo, e hizo un repaso de los conflictos armados que hay en estos momentos. "Que en Irak prevalezca finalmente la paz sobre la trágica violencia, que continúa causando víctimas despiadadamente", señaló Benedicto XVI en la misma línea que Juan Pablo II, quien se opuso con todas sus fuerzas a la guerra contra ese país, al considerar que sólo dañaba al pueblo ya castigado tras más de una década de embargo económico.
Su mirada se detuvo también en Tierra Santa y reiteró la posición oficial de la Santa Sede sobre el derecho de los palestinos a tener un estado independiente y a la seguridad de Israel. "Deseo ardientemente la paz para Tierra Santa. Invito a todos a un diálogo paciente y perseverante que elimine los obstáculos antiguos y nuevos. Que la comunidad internacional, que reafirma el justo derecho de Israel a existir en paz, ayude al pueblo palestino a superar las precarias condiciones en que vive y a construir su futuro encaminándose hacia la constitución de un auténtico y propio Estado", recalcó.
Acerca de la crisis de la energía atómica desencadenada, sobre todo por Irán, el Papa dijo: "por lo que respecta a las crisis internacionales vinculadas a la energía nuclear, que se llegue a una salida honrosa para todos mediante negociaciones serias y leales", aunque no nombró el país islámico.
"Este es el camino de la paz para el bien de toda la humanidad", afirmó el Papa, quien en su discurso no olvidó América Latina, el continente de la esperanza, como le llamó Juan Pablo II, y África, donde mueren millones de personas en medio del olvido del mundo.
Para América Latina pidió un renovado dinamismo en el compromiso de sus países "para que se mejoren las condiciones de vida de millones de ciudadanos, extirpada la execrable plaga de los secuestros de personas, y consoliden las instituciones democráticas, en espíritu de concordia y de solidaridad activa".
Refiriéndose a África, pidió "consuelo y seguridad", en especial para Dafur, "que atraviesa una dramática situación humanitaria insostenible", la región de los Grandes Lagos, "donde muchas heridas aún no han cicatrizado", el Cuerno de África, Costa de Marfil, Uganda, Zimbabwe y otras naciones "que aspiran a la reconciliación, a la justicia y al desarrollo".
El Pontífice abogó para que por todas partes del planeta se propague la vida, la paz y la libertad y exhortó a la humanidad del tercer milenio a "no tener miedo" y a abrir el corazón a Cristo, "que sacia de paz y felicidad".
También abogó para que se refuerce en los responsables de las Naciones y de las Organizaciones Internacionales la voluntad de lograr una convivencia pacífica entre etnias, culturas y religiones, que aleje la amenaza del terrorismo.
Antes del mensaje pascual, Benedicto XVI ofició la misa de Resurrección en la plaza vaticana, adornada con miles de flores multicolores, sobre todo rosas, lirios, margaritas, violetas, tulipanes y narcisos, que la convirtieron en un jardín. Concluido el mensaje, el Papa impartió la bendición "Urbi et Orbi" (a la ciudad de Roma y a todo el mundo) en 63 idiomas, entre ellos el español y el portugués.
"Os deseo a todos una buena y feliz fiesta de Pascua, con la paz y la alegría, la esperanza y el amor de Jesucristo Resucitado", dijo el Papa en español, en medio de los aplausos de los presentes.