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El Papa dice que Jesús no fue un "revolucionario político"

La segunda parte de su libro Jesús de Nazaret dice que no fue el pueblo de Israel el que crucificó a Jesús.

En la segunda parte de su libro Jesús de Nazaret, el papa señala que Jesús no fue un "revolucionario político" y que su mensaje y su comportamiento no constituyeron un peligro para el dominio romano.

También alude al papel de los judíos en su crucifixión. Benedicto XVI los exonera de ser los culpables de la condena a muerte, según se desprende de los capítulos adelantados por El Vaticano y recogidos por Efe.

En el libro, el pontífice señala que, cuando en el Evangelio de Mateo se habla de que "todo el pueblo" pidió la crucifixión de Cristo, "no se expresa un hecho histórico".

"¿Cómo habría podido todo el pueblo (judío) estar presente en ese momento para pedir la muerte de Jesús?", se pregunta el papa, quien reconoce que esa errónea interpretación ha tenido "fatales" consecuencias, en referencia a las continuas acusaciones de deicidio a los judíos durante siglos, que propiciaron su persecución.

Benedicto XVI agrega que la "realidad" histórica aparece más correcta en los evangelios de Juan y Marcos. "Según Juan, fueron simplemente los judíos, pero esa expresión no indica para nada que se tratase del pueblo de Israel como tal y menos que tuviera un carácter racista. Juan era israelita, como Jesús y todos los suyos. En Juan esa expresión tiene un significado preciso y rigurosamente limitado, se refiere a la aristocracia del templo (de Jerusalén)", escribe el papa Ratzinger.

Añade que Marcos amplia el cerco de los acusadores a los "ochlos", la masa que apoyaba a Barrabás y que se había movilizado para lograr que fuera amnistiado con motivo de la inminente Pascua. "El verdadero grupo de los acusadores son los círculos contemporáneos del templo y la masa que apoyaba a Barrabás", precisa, de manera categórica.

Sobre la frase de Mateo "Y todo el pueblo respondió: Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos" (Jesús ante Pilato y frente a Barrabás), Benedicto XVI señala que el cristiano recordará que la sangre de Jesús "habla otro idioma diferente al de Abel".

"No pide venganza, ni castigo, sino reconciliación. No es derramada contra algunos, sino que se vierte para todos. No es maldición, sino redención y salvación", subraya el obispo de Roma.

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