L D (EFE) Por otra parte, el médico personal de Juan Pablo II no añade ninguna consideración a su afirmación genérica, tras subrayar que su papel no le permite "dar otras indicaciones". Otros expertos consultados por la prensa italiana se muestran más recelosos a la hora de valorar el proceso de recuperación del anciano Pontífice, que en mayo cumplirá 85 años, y los altibajos mostrados en las dos últimas semanas.
Esa reserva enlaza directamente con la última imagen del Papa que tienen en su retina millones de personas en todo el mundo, asociada a su rostro contraído y sus gestos de dolor cuando trató de pronunciar sin conseguirlo, el pasado domingo, las últimas palabras rituales de la bendición "Urbi et Orbi".
Desde el Vaticano se insistió este martes en que no hay ninguna novedad sobre la salud de Juan Pablo II, después de que los médicos hayan insistido en que mantenga reposo absoluto para tratar de recuperarse de la traqueotomía que se le practicó el pasado 24 de febrero en el Policlínico Gemelli de Roma.
Su incapacidad para pronunciar la bendición el Domingo de Resurrección, cuando dos semanas antes, el 13 de marzo, logró hablar de forma bastante clara, ha desatado los rumores que le acompañan desde hace tiempo y hasta se ha escrito que pudo haber sufrido un ligero ataque isquémico. También se ha oído en los últimos días que es probable que tenga que acudir en breve al Gemelli para someterse a nuevos controles, pero nadie confirma estos extremos, ni en el Vaticano ni en el hospital romano.
Esa reserva enlaza directamente con la última imagen del Papa que tienen en su retina millones de personas en todo el mundo, asociada a su rostro contraído y sus gestos de dolor cuando trató de pronunciar sin conseguirlo, el pasado domingo, las últimas palabras rituales de la bendición "Urbi et Orbi".
Desde el Vaticano se insistió este martes en que no hay ninguna novedad sobre la salud de Juan Pablo II, después de que los médicos hayan insistido en que mantenga reposo absoluto para tratar de recuperarse de la traqueotomía que se le practicó el pasado 24 de febrero en el Policlínico Gemelli de Roma.
Su incapacidad para pronunciar la bendición el Domingo de Resurrección, cuando dos semanas antes, el 13 de marzo, logró hablar de forma bastante clara, ha desatado los rumores que le acompañan desde hace tiempo y hasta se ha escrito que pudo haber sufrido un ligero ataque isquémico. También se ha oído en los últimos días que es probable que tenga que acudir en breve al Gemelli para someterse a nuevos controles, pero nadie confirma estos extremos, ni en el Vaticano ni en el hospital romano.