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Los zarpazos anticlericales en la España de Zapatero

El Valle de los Caídos, los crucifijos, las capillas y un sinfín de incidentes ponen de manifiesto el anticlericalismo del siglo XXI en España.

España experimenta un anticlericalismo que recuerda cada vez más al vivido durante la Segunda República, tal y como reflejó el propio Benedicto XVI en su último viaje a España el pasado mes de noviembre. Y este anticlericalismo militante ha ido alimentando a los grupos más radicales, que no han dudado de ir poniéndolo en práctica en la Universidad, lugar destinado supuestamente a la libertad y a la tolerancia.

Durante los últimos meses, las universidades públicas están siendo noticia por los ataques a los católicos que se están produciendo en su seno. El más conocido fue el cierre temporal de la capilla de la Universidad de Barcelona por la falta de seguridad. Agentes de seguridad tuvieron que escoltar a los estudiantes a una misa tras varias semanas provocando altercados.

Pero también en Madrid está aumentando esta tendencia. En la Autónoma el cardenal Rouco Varela se vio obligado a suspender una conferencia por las amenazas que había recibido por parte de estos radicales. Posteriormente, el objetivo de estos laicistas radicales fue pedir el cierre de la capilla de la Facultad de Historia y de Derecho. De la primera casi lo han conseguido. Y por último está lo sucedido en el campus de Somosaguas, donde decenas de extremistas han asaltado el espacio religioso y se desnudaron en el altar.

Si esto pasa en la universidad no menos es grave es lo ocurrido en los colegios. La retirada de crucifijos de todo edificio público que se precie auspiciada por el Ejecutivo ha causado bastante polémica en muchos centros públicos. En algunos centros se ha retirado el crucifijo por la petición de un solo padre, pese a la oposición del resto del colegio. Y mientras tanto, un alumno musulmán denunciaba a su profesor por hablar de jamón en clase.

De hecho, el anteproyecto de la Ley de Libertad Religiosa, aparcado por el momento por el Gobierno, incluía la retirada de los crucifijos de todos los edificios públicos y según algunas fuentes respetaría el uso del velo para los musulmanes y haría incluso una revisión del Concordato. A este hecho habría que unir leyes como la del Aborto y el proyecto de la de Eutanasia.

Otro caballo de batalla ha sido la polémica asignatura de Educación para la Ciudadanía. Mientras, se buscaba eliminar la asignatura de Religión se instauraba esta materia y en algunos manuales se denigraba a los católicos y se ensalzaba el marxismo, tal y como informó en su momento Libertad Digital.

Y que decir del Valle de los Caídos. Este ha sido uno de los casos más flagrantes. Primero se acosó y se intentó ahogar la financiación de la comunidad benedictina y después, sin más explicación, se cerró el culto religioso por orden gubernamental. Este hecho provocó una respuesta inusitada en la ciudadanía que obligó a rectificar al Ejecutivo.

El propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha sido uno de los máximos exponentes de este anticlericalismo. Esta misma semana se mofaba de Dios para atacar a Mariano Rajoy mientras su Gobierno se negaba, y se niega, a defender a las minorías cristianas en una resolución de la Unión Europea.

Por todos es conocido como Zapatero viajó a Washington para participar en el desayuno de Oración presidido por Obama. Allí llegó incluso a citar la Biblia, concretamente el Libro del Deuteronomio. Pero en España no actúa igual. A pesar de la importancia del viaje del Papa a Santiago de Compostela y Barcelona, el jefe del Ejecutivo no vio importante ir a recibirle. Allí estaba la Familia Real pero no el presidente. Sólo acudió a despedirle en Barcelona, donde parecía que se quería asegurar que el Pontífice abandonaba España. No extraña pues que Benedicto XVI alertara del laicismo agresivo que vive España.

Para más inri, el histórico Xacobeo que ha vivido Santiago de Compostela este 2010 no ha sido lo suficientemente digno para que Rodríguez Zapatero acudiera. Ni su importancia religiosa, ni la económica y turística fueron motivos suficientes para ir.

Este ninguneo al espectro católico también se ha traducido en una serie de espectáculos ofensivos para los católicos que cada día proliferan más en España. Cocinar crucifijos o exposiciones en edificios públicos donde se presenta a Jesucristo como homosexual e hijo de una prostituta han ido aumentando en estos años.

Además, esta dureza contra la Iglesia Católica ha dado alas a los musulmanes. De hecho, un grupo de seguidores de Mahoma fue detenidos tras protagonizar un altercado mientras se desarrollaba una ceremonia religiosa en la Catedral de Córdoba. También es reseñable como unos empresarios tuvieron que cambiar el nombre de una discoteca en Murcia, llamada La Meca, porque ofendía a los musulmanes.

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