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El embajador francés dice que financiar a la Iglesia se contradice que el laicismo

El embajador de Francia en España, Olivier Schrameck, manifestó este jueves que, si bien nada se opone a que el poder público dé ayudas a iniciativas privadas de interés general, sea cual sea su origen espiritual o religioso, "la concesión de ayudas públicas a las actividades propiamente religiosas está, en Francia, en contradicción formal con el principio de laicidad".

L D (Agencias) Durante una conferencia-debate celebrada en la Universidad Carlos III de Madrid sobre “La laicidad a la francesa: neutralidad y pluralismo”, el diplomático puso de relieve que la religión no es un asunto estrictamente privado e individual sino también "un hecho social cuya presencia y acción el Estado no puede negar", informa Europa Press.
 
Y que, si bien el Estado laico no es indiferente, debe velar por no ser "ni brazo secular ni tesorero". "Respetuoso de las convicciones de todos, debe evitar dar fuerza de ley a algunos imperativos espirituales y religiosos en el momento de determinar las reglas de vida y de ética ya se refieran al divorcio, al aborto, a la eutanasia o a los progresos genéticos", sostuvo. Scharameck mencionó igualmente las condiciones de ayuda del Estado y de los demás actores públicos a los centros privados de enseñanza que son, en su mayoría, confesionales. Al respecto, recordó que una decisión de 1994 del Consejo Constitucional consideró que la concesión de ayudas era una facultad que solo debía utilizarse basándose en la contribución de los centros al cumplimiento de las misiones de enseñanza.
 
Durante su intervención, en la que expuso el reciente debate sobre el uso del velo en la escuela francesa, destacó que el Estado laico debe evitar reconocer y afianzar situaciones privilegiadas. Este es, a su juicio, el sentido profundo de su deber de promoción de la enseñanza pública, concebida como el mejor garante del pluralismo. "Con esto queremos decir --continuó-- que la libertad en la enseñanza que así garantiza el Estado no debe desaparecer ante la libertad de enseñanza". No obstante, dado que la laicidad significa abandonar toda preferencia, nada debe oponerse, según el diplomático galo, a que los cultos nuevamente instalados en Francia gocen de las mismas facilidades que los otros.

Así, aunque recordó que el Consejo de Estado aceptó aplicar el régimen de congregación a una asociación budista no ocultó que "saltan a la vista" las dificultades concretas que puede suscitar la acogida de esos cultos, a la cabeza de los cuales figura el Islam. "El arsenal de las leyes represivas vigentes, especialmente en materia de derecho fiscal, laboral o sanitario, debería bastar para asegurar una protección necesaria de las conciencias sin obstaculizar las nuevas convicciones", dijo. "En definitiva, es precisamente para ser pluralista por lo que el Estado debe ser neutro", concluyó.

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