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El circuito de ciclismo acrobático de Gallardón, cerrado hasta las elecciones

Un circuito para BMX que ha costado 2,5 millones de euros totalmente terminado pero que no se inaugurará hasta la campaña electoral. En lo que llegan las elecciones permanece vigilado las 24 horas y hasta se ilumina de noche. 

El pasado mes de agosto Alberto Ruiz Gallardón se presentó en el extremo sur del distrito de Arganzuela para visitar la obra de un circuito de BMX (una modalidad acrobática de ciclismo) junto al nudo sur de la M-30. Parecía una inauguración, pero no lo era. A pesar de que la instalación está terminada, –no hay maquinaria de obra y la pista se ve en perfectas condiciones de uso– la inauguración y apertura de este circuito tendrá que esperar hasta la primavera, es decir, hasta la campaña electoral de las municipales del año próximo, comicios a los que Ruiz Gallardón se presenta por tercera vez como candidato a la alcaldía de la capital.

Los vecinos, que llevan meses soportando las obras del circuito y varios años padeciendo en silencio las de la soterramiento de la M-30 no terminan de entender por qué no se abre el circuito en cuestión si está "totalmente terminado". La razón hay que ir a buscarla al calendario electoral; entretanto el circuito está cerrado a cal y canto y protegido por vigilancia privada 24 horas, se supone que para evitar el vandalismo. Un vecino asegura que "incluso de noche las luces están encendidas".

Seis o siete guarderías

Este del guardia jurado es el último gasto de un circuito que ha costado 2,5 millones de euros, el equivalente a lo que cuesta levantar unas seis o siete guarderías, equipamiento del que Madrid capital anda especialmente escaso, obligando a muchos madrileños a enviar a sus pequeños a guarderías privadas. El Ayuntamiento ha vendido el circuito como el más grande de Europa de esa especialidad ciclista, pero, aún siéndolo, es muy poca cosa a la vista y no justifica ni de lejos un gasto semejante en plena crisis económica y de parte del Ayuntamiento más endeudado de España.

El circuito, hecho de montículos de tierra con curvas asfaltadas de acusado peralte y una salida en rampa no tiene, de primeras, nada que haga pensar en un desembolso tan grande. Junto a la pista se levanta una pequeña grada, al final de la misma, en la línea de meta, un minúsculo podio y al inicio del recorrido hay un edificio de dos plantas y 346 metros cuadrados que servirá para albergar la gestión del circuito y la organización de las competiciones que allí se celebren. En eso y, según informa el consistorio, en plantar "99 árboles, 500 plantas trepadoras y 150 metros cuadrados de praderas" se ha ido todo el dinero.

Los aficionados madrileños a esta modalidad de ciclismo tendrán que esperar para subirse al podio entre seis y siete meses, momento en que el alcalde se pasará de nuevo por el circuito para inaugurarlo en firme días antes de las elecciones. Habrá conseguido de esta manera dos fotos por el mismo precio. La primera el pasado 23 de agosto, cuando, rodeado de una gran multitud de periodistas, visitó las obras ya concluidas. La segunda dentro de unos meses, dentro de los actos e inauguraciones de última hora de la campaña electoral.   

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