El atracador del banco de Alicante tenía una pistola, una granada de mano y un subfusil en su coche
El joven que protagonizó este lunes un atraco con ocho rehenes en una sucursal del Banco Popular en Alicante, que fue detenido en su huida, tenía un coche aparcado cerca de la oficina en el que había un subfusil calibre 7,75 milímetros con cargadores completos y con cartucho en la recámara preparado para hacer fuego. Accedió al banco armado con una pistola y una granada de mano.
Según el subdelegado, en el momento de la detención se le ocupó una pistola marca CZ de 9 milímetros parabellum, con la que llegó a efectuar tres disparos en una de las paredes interiores del banco cuando se encontraba atrincherado, además de la granada que había exhibido, un "spray" de defensa personal y un chaleco antibalas.
El comisario-jefe provincial, José Luis Villalobos, destacó la "enorme peligrosidad" del atracador, "su enorme preparación" y su "frialdad", y confirmó que quebrantó hace un año una condena al no regresar tras un permiso penitenciario. Preguntados sobre la posibilidad de que no actuara sólo, el comisario-jefe aseguró que se tiene la "sospecha de que había gente que le estaba ayudando" y que "quizá en las próximas horas o días podamos dar por completada la investigación".
Según Villalobos, el atracador, que se desplazaba con "mucha frecuencia" entre varias ciudades, estaba "obsesionado" con no regresar a la cárcel "bajo ningún concepto" y repitió en varias ocasiones que "haría lo que fuera necesario" para no volver. El comisario-jefe reconoció que, durante las trece horas que se prolongó el atraco, la Policía podría haber entrado en la sucursal, pero que esta opción se rechazó porque "no se podía correr el riesgo de poner en peligro la vida de los rehenes".
Los hechos se iniciaron a las 09.15 horas cuando el atracador entró en la sucursal, momento en el que llegó un camión blindado de transporte de fondos y en que se alertó a los servicios de policía mediante la alarma. "Al oír la inminente llegada de la policía el atracador empuñó una pistola y una granada haciéndose fuerte en la entidad bancaria tomando como rehenes a ocho personas, entre empleados y clientes, mientras se establecía un dispositivo policial de cerco en torno a dicha sucursal", precisó el subdelegado.
En las conversaciones que se mantuvieron con el atracador, éste exigió comida, cerveza, tabaco, agua, y heroína, aunque, según Villalobos, ésta última no fue entregada "porque todo se hizo bajo la más estricta legalidad". Finalmente se le proporcionó una moto de gran cilindrada con la que "intentaba darse a la fuga, inicialmente con un rehén, hasta que se le convenció de que sólo se le dejaría marchar a él". "Inició una veloz carrera mientras se procedía a su seguimiento por distintas unidades hasta que colisionó a unos 300 metros con uno de los vehículos perseguidores cayendo al suelo y siendo detenido", añadió el comisario-jefe. En su huida, el joven "llevaba la pistola montada" y tuvo "empuñada la granada en todo momento con el pulgar en la anilla".
El comisario se disculpó ante los ciudadanos desalojados del edificio en cuyos bajos se ubicaba la sucursal y confirmó que el padre del atracador intentó ayudar en las negociaciones, aunque "no le hizo caso en ningún momento".
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