L D (EFE) López Vázquez empezó su carrera de actor, apadrinado por Modesto Higueras (director teatral) y José Caballero (pintor), en escenarios no comerciales, fundamentalmente en el TOJ Teatro de las Organizaciones Juveniles y en el TEU.
A comienzos de los años 40, alterna sus actuaciones con colaboraciones eventuales como dibujante, cartelista y decorador en películas de José López Rubio, Pío Ballesteros, Enrique Herreros y Rafael Gil, al mismo tiempo que debuta como actor profesional en la compañía del teatro María Guerrero.
Su primera intervención como intérprete cinematográfico coincide con el debut de dos directores claves en la historia del cine español: Juan Antonio Bardem y Luis G. Berlanga, quienes le eligen para un pequeño papel en "Esa pareja feliz" (1951). Aunque no será hasta 1958 cuando obtenga sus primeros éxitos, en teatro, con "Una muchachita de Valladolid", que interpreta junto a Elisa Montés y Alberto Closas, y en cine con su primer papel protagonista, junto a Mary Carrillo y Concha López Silva, en "El pisito", de Marco Ferreri. A partir de entonces y mientras participa en las mejores compañías de comedias, se convertirá en una figura emblemática del cine español durante las dos décadas siguientes.
Entre sus mejores papeles de esa época pueden destacarse algunos como el padre de familia en "El cochecito", de Marco Ferreri (1960); el inclasificable Quintanilla de "Plácido" o el meticuloso sastre de "El verdugo", ambas de Luis G. Berlanga (1961-63) o el inefable cajero Galindo en "Atraco a las tres" de José María Forqué (1962). Tras su primera película con Carlos Saura, "Peppermint Frappé" (1967), demostrará también su capacidad para encarnar papeles dramáticos. Así, entre 1967 y 1974, pondrá en pie algunas interpretaciones magistrales: el parapléjico que se niega a recordar de "El jardín de las delicias", de Carlos Saura (1970), el buhonero epiléptico y asesino de "El bosque del lobo", de Pedro Olea (1970) o la ambivalente doña Adela de "Mi querida Señorita", de Jaime de Armiñán (1971).
También el ciudadano atrapado en "La Cabina" de Antonio Mercero (1972), el reconcentrado don Ramiro de "Habla, mudita" de Manuel Gutiérrez Aragón (1973) o el Luisito Cano de "La prima Angélica" de Carlos Saura (1973). Luego vendrían otros título como "Carta de amor a un asesino", "No es bueno que el hombre esté solo", "La colmena", "La escopeta nacional", "La Corte del faraón", "Moros y cristianos", "Disparate Nacional", "El Oro de Moscú" y la recién estrenada "Luna de Avellaneda". En estos últimos años ha alternado el cine con el teatro, al que se ha dedicado con más intensidad, consiguiendo en el año 2002 el Premio Nacional de Teatro y en 1985 la Medalla de Oro de las Bellas Artes, entre otros muchos galardones.