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Dos décadas al servicio de la Corona en la Casa del Rey

Sabino Fernández Campo trabajó casi dos décadas al servicio de la Corona en el Palacio de la Zarzuela, donde destacó por su contribución al fracaso del golpe del 23-F.

El Conde de Latores, título con Grandeza de España que le otorgó el Monarca en abril de 1992, entró en la Casa del Rey el 31 de octubre de 1977 como secretario general y desempeñó esta responsabilidad hasta el 22 de enero de 1990, cuando fue nombrado jefe de la Casa de Su Majestad, en sustitución de Nicolás Cotoner, marqués de Mondéjar.

El 8 de enero de 1993 cesó como jefe de la Casa del Rey, puesto en el que fue sustituido por el diplomático José Fernando Almansa, y Don Juan Carlos le nombró en ese momento consejero privado vitalicio, al tiempo que se le otorgó la Gran Cruz de Carlos III, poco antes de ser nombrado teniente general con carácter honorífico.

Su intensa y larga trayectoria en la Casa del Rey, durante la que participó en la educación del Príncipe de Asturias, se caracterizó por una impecable discreción, por su silencio y prudencia en todos los asuntos relacionados con la Familia Real.

Nacido en Oviedo en 1918 y se licenció en Derecho por la universidad de la capital asturiana. Más tarde, Fernández Campo ingresó en el Cuerpo de Intervención del Ejército al finalizar la guerra civil y fue jefe de estudios de la Academia de Intervención Militar.

Hombre clave el 23F

Se le recordará, sobre todo, por su papel junto al Rey el 23 de febrero de 1981, cuando colaboró con Don Juan Carlos para lograr el fracaso del golpe de Estado y, en ese contexto, intervino como coordinador entre el Monarca y el Congreso de los Diputados.

A Fernández Campo le quedaba la satisfacción de que el fracaso del 23-F había robustecido la Monarquía por la defensa de la democracia que protagonizó el Rey aquella noche, si bien hace poco lamentaba que, a sus 91 años, no le iba a dar tiempo a saber toda la verdad sobre la intentona golpista.

Su trabajo al servicio del Estado había comenzado en diciembre de 1975, cuando fue nombrado subsecretario de la Presidencia del Gobierno; en julio de 1976 fue nombrado subsecretario del Ministerio de Información y Turismo, cargo del que dimitió a petición propia al año siguiente, en cumplimiento de la normativa que regulaba las incompatibilidades en julio de 1977.

Tras su salida de la Casa del Rey, ingresó en junio de 1994 en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, en una ceremonia a la que asistieron los Reyes, y en diciembre de aquel año se incorporó como diputado electo a la Real Diputación de San Andrés de los Flamencos, órgano de gobierno de la Fundación Carlos de Amberes.

En noviembre de 1996 fue investido académico de honor de la Real Academia de Doctores, en diciembre de 1997 recibió el Premio de Convivencia de la Fundación Manuel Broseta de Valencia y en marzo de 1999 fue elegido vice Gran Maestre de la Orden de Caballeros de Santa María de El Puig, heredera directa de la antigua Orden de Caballeros de la Merced.

Hijo predilecto de Oviedo, ha sido objeto de un gran número de homenajes en las tres últimas décadas y está en posesión de las grandes cruces de las órdenes del Mérito Militar, del Mérito Civil, de Cisneros y de San Raimundo de Peñafort.

Estuvo casado con Elena Fernández-Vega Diego, que falleció en 1993 y con quien tuvo diez hijos: María Elena, Margarita, María Cristina, María Isabel, María Eugenia, Álvaro, Sabino -que murió en 1994 víctima de un accidente de tráfico-, Luis y Miguel. El 15 de octubre de 1997 contrajo matrimonio con la escritora y periodista María Teresa Álvarez.

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