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DOCUMENTACIÓN: Bélgica rememora la pesadilla de 1996

La apertura en Arlon (Bélgica) del esperado juicio contra el presunto pederasta y asesino Marc Dutroux, considerado el "enemigo público número uno" en Bélgica, ha traído a la memoria de los belgas los terribles acontecimientos del verano de 1996.

L D (EFE) El 15 de agosto de ese año la policía liberaba a dos chicas desaparecidas, Sabine Dardenne y Laetitia Delhez, de 12 y 14 años respectivamente, en el sótano de una de las casas de Dutroux, en Marcinelle.

Dos días antes, Dutroux había sido detenido junto con su esposa Michelle Martin y su compinche Michel Leliévre después de que un testigo viera la matrícula de la furgoneta de Dutroux en los alrededores de la piscina de Bertrix donde había desaparecido Laetitia el 9 de agosto.

La liberación de Sabine y Laetitia llevó a otras detenciones, entre ellas la del hombre de negocios bruselense Michel Nihoul, que fue acusado de estafa y tráfico de drogas y que sigue constituyendo hoy uno de los enigmas del caso. Gracias a las revelaciones de Dutroux durante los interrogatorios, el 17 de agosto los investigadores encontraron los restos mortales de Julie Lejeune y Mélissa Russo, dos niñas de ocho años que habían desaparecido el 24 de junio de 1995 en Gráce-Hollogne. Ese mismo día también encontraron el cadáver del francés Bernard Weinstein, otro supuesto cómplice del pederasta.

Descoordinación entre la Policía y la justicia

El 3 de septiembre los investigadores tropiezan con los restos mortales de An Marchal y Eefje Lambrecks, de 17 y 19 años respectivamente, cerca del chalet del asesinado Bernard Weinstein en Jumet. Las jóvenes habían sido secuestradas el 22 de agosto de 1995 en Ostende por Dutroux y Leliévre. La primera vez que la policía pensó en Dutroux como posible autor de los secuestros fue después de las desapariciones de Julie y Mélissa, en 1995, pero una serie inexplicable de descoordinaciones entre los servicios de seguridad y la justicia no logró evitar las muertes de las jóvenes.

Dutroux era un viejo conocido de la policía, porque entre 1989 y 1992 había pasado varias veces por prisión por maltrato y violación de cinco chicas. Además, un informante de los servicios secretos de la policía belga había advertido de que Dutroux estaba "reformando sus sótanos con el fin de esconder chicas en ellos", pero la información se perdió. La gendarmería llevó a cabo incluso un registro domiciliario en la casa en Marcinelle, donde en ese momento estaban escondidas Julie y Mélissa, pero a pesar de que uno de los gendarmes oyó voces de niñas, no se encontró nada.

Como en ese momento Dutroux estaba encarcelado por tráfico de coches robados, ni su mujer ni nadie se preocupó de las niñas y éstas murieron de inanición. Tras los entierros multitudinarios de An y Eefje surgió en Bélgica un movimiento popular de protesta por lo ocurrido y de crítica espontánea a las autoridades judiciales y policiales. Bajo una fuerte presión popular, la Cámara de Diputados belga creó a finales del año 1996 una comisión de investigación para esclarecer si se cometieron errores judiciales o no.

Fuga de Dutroux

El 23 de abril de 1998, Bélgica tembló de nuevo, cuando Dutroux escapa durante más de cuatro horas mientras era trasladado de la prisión en Arlon al Juzgado de Neufchateau para consultar su informe. Su intento de fuga -fue interceptado por un guardabosque- acarrea la dimisión de dos ministros federales, el de Justicia, Stefaan De Clerck, y el de Interior, Johan Vande Lanotte.

En octubre de 2001 la Sala de Inculpación decide elevar el caso ante un tribunal con jurado popular, y acusa formalmente a Dutroux, su esposa Michelle Martin, y a sus supuestos cómplices Michel Leliévre y Michel Nihoul. A finales de 2003, el fiscal Michel Bourlet mandó el acta de acusación a cada uno de los imputados, último trámite formal antes del juicio que este lunes empezó en Arlon, casi ocho años después de los hechos que conmovieron al país.

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