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Detenidos ocho miembros de una banda que captaba inmigrantes para prostituirlas

La Policía Nacional ha detenido a ocho personas como presuntas integrantes de una red que se dedicaba a captar a mujeres colombianas y a obligarlas a prostituirse en un burdel de Igualada, cuyo propietario figura entre los arrestados.

L D (EFE) Según informó la Dirección General de la Policía, la investigación sobre esta red hispano-colombiana de prostitución se inició el pasado mes de junio a raíz de unas informaciones procedentes de Bogotá (Colombia), donde han sido detenidas otras ocho personas en relación con el caso.

El grupo dedicado a captar inmigrantes para prostituirlas estaba dirigido por el colombiano Reinaldo, alias "Rey", quien supuestamente ha enviado a numerosas mujeres para su explotación sexual al club de alterne Sauna Nina, de Igualada. Entre los ocho detenidos por la Policía Nacional figura Antonio R.R., alias "Tony", propietario de la Sauna Nina, en la que presuntamente vivían y eran obligadas a prostituirse más de diez mujeres de origen sudamericano.

Además de "Tony", de 52 años y vecino de Igualada, la Policía ha detenido a Israela M.D.O., de 19 años y procedente de Santo Domingo, que residía también en el edificio en el que estaba situado el local de alterne, acusada de favorecer la inmigración y la prostitución coactiva. Asimismo, han sido detenidos por estancia ilegal y su supuesta implicación en la red otras seis personas, todas residentes en Igualada: Aydee U.O, de 21 años y nacionalidad colombiana, Elvira N.P., de 24 y de Guinea Ecuatorial, Leivy Johana H.L., de 27 y origen colombiano, Eulalia G.S., de 36 y nacida en la República Dominicana, Yamileth G.C., colombiana de 22 años, y Jenny Paola R.H., también de origen colombiano.

La red captaba, supuestamente, a través de dos de sus miembros a mujeres colombianas, a las que facilitaban el billete de avión y 1.500 dólares para posibilitar su entrada en España, con la obligación de trabajar en la prostitución hasta que lograran saldar la deuda contraída con la banda. A las jóvenes colombianas, que debían ser agraciadas y no tener familiares en España, se les aseguraba que podrían saldar su deuda rápidamente dados los altos ingresos que obtendrían por prostituirse. Además, las mujeres debían facilitar a la banda los nombres y domicilios de sus padres o familiares y en algunos casos el aval económico de un allegado, de manera que si alguna joven se negaba a saldar la deuda se la amenazaba con hacer daño a sus seres queridos.

Las mujeres ejercían la prostitución, con un horario de trabajo continuado y la obligación a atender a cualquier cliente, en la tercera planta del edificio donde se encontraba el club, un inmueble en estado casi ruinoso que carecía de las mínimas condiciones de higiene, según la Policía. En la primera planta de ese edificio residía el propietario del club, que así controlaba todos los movimientos, y en la segunda se encontraban las habitaciones de las prostitutas y el almacén en el que éstas dejaban sus enseres. Las chicas que debían dinero a la organización tenían prohibido salir al exterior y sus movimientos eran controlados en todo momento por el propietario del burdel.

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