L D (EFE) Según informó la Policía, hacia las 23.30 horas de este domingo varias personas se personaron en la comisaría para denunciar que momentos antes un compañero de piso, situado en la Avenida Rey Juan Carlos I, había intentado arrojar a su mujer por la ventana. Los agentes se trasladaron hasta el lugar y encontraron en el portal a la mujer, que estaba llorando y presentaba un fuerte estado de ansiedad, pero ésta, ante las preguntas de los agentes, indicó que no había pasado nada y se negaba a dejar entrar a la policía.
El piso, según la nota policial, se encontraba en total desorden, con numerosos fragmentos de cristales esparcidos, vasos y muebles destrozados, y el presunto autor de los hechos mostró una "actitud desafiante". Según los testigos presenciales, los hechos tuvieron lugar momentos antes cuando este hombre acusó a su mujer de serle infiel y, al parecer, la cogió fuertemente por el cuello y brazos y la sacó al balcón de la vivienda.
Los testigos observaron cómo forcejeaban y cómo intentaba arrojarla al vacío desde una altura aproximada de cinco metros, lo que lograron impedir los allí presentes, que recibieron todo tipo de patadas y puñetazos. Debido a la fuerte agresividad del detenido, sus compañeros de piso tuvieron que refugiarse en una de las habitaciones, mientras que otros salieron en busca de ayuda.
La mujer se negó a denunciar a su marido y alegó que "era una buena persona y que sólo había actuado por encontrarse bajo los efectos del alcohol", según la Policía. También se negó a ser reconocida por un médico y aseguró que las lesiones que poseía se las había producido ella misma. No obstante, ante la evidencia de los hechos y las manifestaciones de los testigos, se procedió a la detención del rumano.
El piso, según la nota policial, se encontraba en total desorden, con numerosos fragmentos de cristales esparcidos, vasos y muebles destrozados, y el presunto autor de los hechos mostró una "actitud desafiante". Según los testigos presenciales, los hechos tuvieron lugar momentos antes cuando este hombre acusó a su mujer de serle infiel y, al parecer, la cogió fuertemente por el cuello y brazos y la sacó al balcón de la vivienda.
Los testigos observaron cómo forcejeaban y cómo intentaba arrojarla al vacío desde una altura aproximada de cinco metros, lo que lograron impedir los allí presentes, que recibieron todo tipo de patadas y puñetazos. Debido a la fuerte agresividad del detenido, sus compañeros de piso tuvieron que refugiarse en una de las habitaciones, mientras que otros salieron en busca de ayuda.
La mujer se negó a denunciar a su marido y alegó que "era una buena persona y que sólo había actuado por encontrarse bajo los efectos del alcohol", según la Policía. También se negó a ser reconocida por un médico y aseguró que las lesiones que poseía se las había producido ella misma. No obstante, ante la evidencia de los hechos y las manifestaciones de los testigos, se procedió a la detención del rumano.