L D (EFE) Ante la rotura de una muestra biológica que tiene indicios de legionella, este médico y toxicólogo afirmó que "lo que hay que hacer es aislar el sitio, vaporizar el lugar con vapores de cloro (lejía) y poner en tratamiento antibiótico a las personas que han estado en contacto con ese foco". Es decir, añadió, este suceso "no constituye un brote epidémico, ni una catástrofe sanitaria", sino sólo un "accidente".
Tras indicar que la muestra hospitalaria al parecer procedía del País Vasco e iba a ser analizada en un laboratorio de Majadahonda, Cabrera dijo que aplicando esas medidas preventivas se evitará que este "suceso insignificante no se convierta en algo más gordo". Destacó que al romperse el contenedor la bacteria de la legionella se ha liberado, pero "si no hay corrientes de aire, ni vaporización, la legionella sigue en su recipiente".
Por lo tanto, agregó Cabrera, al tratarse de "una bacteria que no se mueve, la crisis epidemiológica es muy limitada y concreta en el punto donde se ha roto el envase". "Lo más grave que puede haber ocurrido en una circunstancia de este tipo es que se pueda haber contagiado la persona que lo transportaba". Sobre el traslado de unas muestras biológicas mediante un servicios de mensajería, este experto criticó la falta de una reglamentación homogénea y coherente, y lamentó que muchas mensajerías están transportando contenedores con muestras biológicas que pueden ser contaminantes.
Según fuentes policiales, el paquete que provocó la alarma en una empresa de mensajería de Madrid contenía un envase, que no llegó a romperse, con agua procedente de un barco para ser analizada por si pudiera contener bacterias de legionella, por lo que los efectivos de la unidad NBQ de la Policía (especializados en productos químicos y tóxicos) no llegaron a intervenir. El envase, según las mismas fuentes, estaba precintado y no sufrió daños, aunque el paquete que lo contenía sí se rompió y estaba mojado.
Tras indicar que la muestra hospitalaria al parecer procedía del País Vasco e iba a ser analizada en un laboratorio de Majadahonda, Cabrera dijo que aplicando esas medidas preventivas se evitará que este "suceso insignificante no se convierta en algo más gordo". Destacó que al romperse el contenedor la bacteria de la legionella se ha liberado, pero "si no hay corrientes de aire, ni vaporización, la legionella sigue en su recipiente".
Por lo tanto, agregó Cabrera, al tratarse de "una bacteria que no se mueve, la crisis epidemiológica es muy limitada y concreta en el punto donde se ha roto el envase". "Lo más grave que puede haber ocurrido en una circunstancia de este tipo es que se pueda haber contagiado la persona que lo transportaba". Sobre el traslado de unas muestras biológicas mediante un servicios de mensajería, este experto criticó la falta de una reglamentación homogénea y coherente, y lamentó que muchas mensajerías están transportando contenedores con muestras biológicas que pueden ser contaminantes.
Según fuentes policiales, el paquete que provocó la alarma en una empresa de mensajería de Madrid contenía un envase, que no llegó a romperse, con agua procedente de un barco para ser analizada por si pudiera contener bacterias de legionella, por lo que los efectivos de la unidad NBQ de la Policía (especializados en productos químicos y tóxicos) no llegaron a intervenir. El envase, según las mismas fuentes, estaba precintado y no sufrió daños, aunque el paquete que lo contenía sí se rompió y estaba mojado.