L D (EFE) Sin embargo, la ejecución se retrasará con toda probabilidad si la defensa presenta apelaciones.
Mohamed fue condenado por su participación en la ola de ataques que causaron diez muertos y tres heridos en la región de Washington, mientras que su compañero Lee Boyd Malvo, quien era menor de edad entonces, vio como el jurado recomendaba la pena de muerte. Antes de la confirmación de la pena capital para Mohamed, el magistrado había rechazado una petición de los abogados defensores para la celebración de un nuevo juicio.
Los letrados habían pedido un nuevo proceso basados en que desconocían la existencia de una carta que Malvo, de 18 años, cómplice del ahora sentenciado, había enviado a otro reo del penal de Fairfax antes del juicio. Los defensores sostienen que esa misiva muestra que Malvo, quien será sentenciado formalmente este miércoles, tras recibir una recomendación de condenado a cadena perpetua a finales del 2003 en un proceso por separado, actuó de forma independiente durante la oleada de terror, y no bajo la influencia de Mohamed.
Diez muertos y diez heridos en tres semanas
La pena de muerte para Mohamed fue recomendada por el jurado el 24 de noviembre de 2003, poco después de declararlo culpable del asesinato Dean Harold Meyers, el 9 de octubre de 2002, en una gasolinera de Manassas (Virginia). Mohamed fue procesado por haber sembrado el terror en una amplia zona de Washington, Virginia y Maryland, donde fueron asesinadas diez personas y otras tres resultaron heridas durante tres semanas de octubre de 2002. También es sospechoso de otros asesinatos en Alabama y Luisiana, pero no se le ha sometido a juicio por esos crímenes.
Tras la confirmación de la pena de muerte, los abogados defensores del reo podrán empezar su batalla legal por evitar la ejecución mediante recursos de apelación que pueden prolongarse años. Mohamed es el primer acusado sometido a juicio por asesinato bajo una ley anti-terrorista promulgada en Virginia tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
El condenado era conocido como el "asesino del Tarot" debido a que la policía encontró cartas de la baraja del Tarot en algunos de los lugares cercanos a las áreas donde fueron cometidos los asesinatos. Los francotiradores pretendían extorsionar al gobierno con diez millones de dólares, de acuerdo con informes de la fuerza especial de la policía que dirigió la investigación y capturó a la pareja.