L D (EFE) Asimismo, otros activistas de Greenpeace han escalado sobre la fábrica para pintar "Contiene soja MG" –aludiendo a la nueva legislación de etiquetado– y en el puente de un silo de Moyresa se han subido algunos para descolgar la pancarta "No a los alimentos transgénicos". Además hay ecologistas en una torre y otros encadenados en las básculas que utilizan los camiones que entran para cargar la harina o el grano de soja.
Su portavoz, Juan Felipe Carrasco, ha hablado telefónicamente con el presidente de Bunge Ibérica, Luis Domingo, para negociar la salida de los activistas a cambio de que al menos una de las cinco fábricas que esta empresa mantiene en España deje de comercializar con soja transgénica, ya que el objetivo de Greenpeace es lanzar un mensaje a los países vendedores de este producto de que "optan por una mercancía peligrosa".
Greenpeace envió a Bunge Ibérica hace diez días una carta en la que exponían su postura respecto a los transgénicos después de mantener una reunión en la sede de la compañía en Barcelona hace dos semanas en la que advertían del inicio de una campaña contra este producto. "No nos iremos hasta que se sienten a negociar y saquen un comunicado en el que opten por abandonar esta actividad", añadió el portavoz de Greenpeace, quién indicó que Bunge Ibérica deberá presentar un calendario para que sus factorías en España abandonen la comercialización de soja transgénica.