Cientos de miles de penitentes salen en procesión por toda España
Cientos de miles de españoles salen en procesión en Semana Santa. Cada año son más y los desfiles más diferentes entre sí. Las procesiones han pasado a ser un signo de identidad y, en algunos casos, el punto más alto de la temporada turística. Aunque resulta imposible establecer un número exacto de penitentes –algunos participan en varias cofradías, unas fuentes contabilizan sólo los nazarenos, otras incluyen a los músicos, otros a las fuerzas de seguridad que desfilan– nadie duda de que son cientos de miles en toda España.
El número, en toda España, crece cada año. La gente quiere participar y no mirar desde las aceras. Pero no hay menos gente en las aceras. Los lugareños son sustituidos por turistas. Según Amalio Blanco, catedrático de psicología, además de cofrade inscrito desde su nacimiento en una cofradía de Cuenca, la causa es la búsqueda de identidad.
En Zaragoza no hay Semana Santa sin el batir de tambores. Si procesionan 6.500 personas, según el presidente de la Junta Coordinadora de Cofradías, Juan Murillo, 4.500 son "ruidosos" y sólo 2.000 son "portadores de pasos, velas, atributos, cruces...".
La efusión de sangre remite a una penitencia con cadenas en los pies descalzos que han casi desaparecido, salvo en donde la sangre vertida es razón de ser de la celebración. De los viejos "hermanos de sangre" quedan sólo recuerdos en, por ejemplo, San Vicente de la Sonsierra, La Rioja. Allí, "los picaos" se flagelan las espaldas desnudas con correas de lino trenzado. Sus ayudantes les pican los hematomas con una bola con cristales para que brote la sangre antes de coagular.
En Lorca los desfiles bíblico-pasionales mezclan las culturas cristiana y pagana. Cleopatra, Nerón, Vespasiano, Julio César, Moisés... pasean en espectaculares carrozas ante 70.000 espectadores. Junto a ellos, 500 caballos hacen una exhibición de cabriolas. Delirio escenográfico con origen en la rivalidad entre cofradías. "Los azules" salieron en 1855 con túnicas de terciopelo bordado en oro. "Los Blancos", que por sus ordenanzas debían vestir ropas de lienzo, atrajeron al público escenificando la entrada de Jesús en Jerusalén.
Zamora y Málaga (enero de 1965) y Sevilla (febrero del mismo año) fueron las primeras y les siguieron Cartagena, Cuenca (tanto la procesión como la Semana Musical), León, Málaga, Salamanca, Sevilla, Valladolid y Zamora, según Turespaña. Y hay que sumar, este año, Lorca, en Murcia, y Hellín, en Albacete, con una de las tamborradas más grandes del mundo: 20.000 tamborileros.
En Canarias, procesión tradicional es la de La Laguna, con cerca de 5.000 cofrades. El mismo número que desfilan en Palma de Mallorca y bastante más que en Madrid, por ejemplo, donde procesionan 2.000 personas, o que Valencia, donde lo hacen 3.000.
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