Por ello señaló que en nuestro país no hay "leyes más duras y severas" para hacer frente a estos secuestros, y destacó la necesidad de "más presencia policial en las calles, pero, sobre todo, de más coordinación entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado" con el objeto de dar "más seguridad" al ciudadano de a pie, que "tiene miedo" de que esta práctica se extienda.
"El sistema penal español es bastante descafeinado"
Por su parte, el portavoz del Sindicato Unificado de Policías (SUP), Maximiliano Correal, consideró que no hay que crear "alarmismo" respecto a los secuestros exprés, aunque destacó la necesidad de poner "más caro" a los delincuentes extranjeros actuar en España. Para ello, consideró prioritario "rectificar" el Código Penal del 95, de manera que se endurezcan una legislación que normalmente en sus países de origen suele ser más severa; "actualizar" a la Policía, toda vez que aparecen delitos nuevos que son importados, y firmar convenios con los países de origen de este tipo de delincuentes para que "no se nos cuelen" muchos de ellos.
"Habrá que endurecer la gestión porque se nos cuela gente debido a que el sistema penal español es bastante descafeinado", valoró Correal, quien añadió que, de tomarse los mecanismos necesarios para luchar contra esta práctica, éstos deberán ser "proporcionales al número de casos" que se registren. Alertó de que si se dedican "muchos medios" a hacer frente a este tipo de delitos, es posible que se acaben "descuidando otro tipo de delitos que son más frecuentes".
Según explicaron ambos portavoces, hay varios tipos de secuestros exprés. En algunos, los asaltantes abordan a la víctima cuando se dirige a recoger su coche, le amenazan, le roban las tarjetas de crédito y hasta le obligan a ir a un cajero automático y retirar dinero. Después, pueden llevar al secuestrado, tras cubrirle la cabeza con una capucha y apalearle, a una casa o un bosque. En otros casos, los delincuentes amenazan de muerte a la víctima y hasta realizan algún disparo al aire para asustarla y, tras tener en su poder toda la documentación de la víctima, se ponen en contacto con la familia y, a veces, hasta se dirigen a su domicilio.