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Centenares de personas despiden en Salou al agente de la Guardia Civil tiroteado en un asalto

En un clima de gran emotividad, este sábado centenares de personas han asistido al funeral de Juan Manuel Muñoz Rodríguez, el agente de la Guardia Civil fallecido el pasado jueves en Salou (Tarragona) en un tiroteo. A las 11:00 horas la comitiva llegó a la iglesia de Torreforta en medio de un silencio sepulcral, únicamente interrumpido por las notas del himno nacional. Una vez finalizado el oficio, familiares y vecinos se desplazaron hacia el tanatorio de Tarragona, donde será incinerado. Fuentes policiales han informado de que una tercera personas, una mujer dominicana, podría haber sido detenida en relación con el asesinato. Según publica el diario Avui, los presuntos delincuentes que planeaban asaltar la joyería donde ocurrió el altercado, observaban el elocal desde el piso de uno de ellos.

L D (EFE) El delegado del Gobierno en Cataluña, Joan Rangel, el secretario de Seguridad Pública de la Generalidad, Joan Delort, y el director general de la Policía y la Guardia Civil, Joan Mesquida, quien ha impuesto al agente de la Benemérita la Cruz de la Orden del Mérito a título póstumo, asistieron al sepelio.

También estuvieron presentes los alcaldes de Salou y Tarragona, Esteve Ferran y Joan Miquel Nadal, así como numerosos representantes de la Guardia Civil, el Ejército, la Policía Nacional, los Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana de Tarragona.

A las 11.00 horas de la mañana, la comitiva que trasladaba el féretro con los restos mortales del agente, cuya capilla ardiente ha permanecido abierta durante toda la noche en la casa consistorial de Salou, ha llegado a la plaza de Mossén Pau Cañelles i Sanahuja, donde se ubica la iglesia de Torreforta.

En medio de un silencio sepulcral, únicamente interrumpido por los llantos de familiares, amigos y vecinos de Juan Manuel y por las notas del himno nacional, interpretado por la Unidad de Música de la Tercera Subinspección Pirenaica del Ejército español, ocho compañeros del fallecido cargaron a hombros el féretro, cubierto por la bandera española y sobre el cual reposaba el tricornio de la víctima.

Ya en el interior del templo, José Miguel Esteban, párroco de Torreforta, ofició un responso en memoria del agente, en el que señaló que "aunque no esté presente físicamente, Juan Manuel sigue aquí con todos nosotros, iluminando nuestro vivir".

Una vez finalizado el oficio religioso, el féretro partió, entre aplausos de los centenares de personas que han hecho que la iglesia se quedara minúscula y al son de los acordes del himno de la Guardia Civil, hacia el tanatorio de Tarragona, donde hoy se incinerarán los restos mortales de Juan Manuel.

Entre tanto, la viuda del agente, vestida de negro y con gafas de sol para ocultar su total abatimiento, apretaba entre sus manos el tricornio y una cajita con la condecoración de su marido, arropada en todo momento por agentes de la Guardia Civil, alguno de los cuales tenían que esforzarse para no romper a llorar.

Juan Manuel Muñoz Rodríguez, nació en Tarragona en enero de 1971, estaba casado, era padre de dos niñas de 3 y 7 años y estaba destinado al equipo de policía judicial de Salou desde el 30 de abril de 2004, después de pasar por el cuartel del Morell y prestar servicio en el puerto y el aeropuerto.

El agente falleció la noche del jueves en un tiroteo registrado en Salou, tras frustrar un confuso intento de secuestro de una pareja de joyeros por parte de un grupo de delincuentes de nacionalidad dominicana, de los que uno resultó herido de gravedad y está hospitalizado.

Fuentes de la Guardia Civil han informado de que una tercera persona, también de nacionalidad dominicana, podría haber sido detenida en relación con estos hechos, aunque ni la Delegación del Gobierno en Cataluña ni el Ministerio del Interior han confirmado a EFE este extremo.

El segundo delincuente detenido, Juan Carlos V.P., continúa en las dependencias de la Guardia Civil, a la espera de declarar ante el juez. Según publica hoy el diario Avui, los asaltantes observaban a las víctimas desde el piso de uno de ellos, que era vecino de la joyería robada.

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