Carrillo: "Hay obispos y cardenales tan ateos como yo"
Carrillo repasa en la contraportada del diario Público parte de su vida desde la niñez asturiana hasta el exilio. Como era de esperar no habla de Paracuellos, pero sí del ateísmo.
En un entrevista-masaje que Santiago Carrillo ha concedido al diario Público, el histórico líder del comunismo español hace un somero repaso de sus ya 95 años de vida. Descubrimos, por ejemplo que, en su infancia asturiana, Carrillo "era un golfo", o que "hacía novillos y se iba a coger mejillones a la ría". Eso hasta que tuvo un encontronazo con una maestra de Avilés, que, por jurar sobre la "verónica mujer" (sic), le castigó "de rodillas con un Quijote en cada mano". De aquella ocasión le queda a Santiago Carrillo una "antipatía enorme, a ella y al libro".
Luego, en los años 20, emigró a Madrid junto sus padres. En la capital siguió siendo tan pendenciero y peleón como lo había sido en Asturias. Según cuenta, ya en Madrid, "uno me llamó gallego. Todavía tengo por aquí la señal de la pelea. La calle estaba en obras, uno me tiró una piedra y acabé sangrando por la cabeza". Carrillo no termina el relato y nos ahorra conocer la historia completa, es decir, su reacción ante la pedrada.
Tras los recuerdos infantiles, que ocupan media entrevista, el comunista se mete de lleno en harina. Recuerda los años de la República en los que estuvo "año y medio encerrado". Lo bueno, según señala, es que "en aquella época la cárcel no era algo tan terrible para un hombre joven [...] leí muchísimo, para mi fue un periodo de formación política muy serio".
Sobre la Guerra Civil pasa raudo. De Paracuellos nada de nada, de sus responsabilidades al frente de la Junta de Defensa de Madrid menos aún. Confiesa, eso sí que, en la Guerra "era comisario de un batallón". Por comisario hay que entender eso mismo, comisario político, efectivos no militares que vigilaban la observancia de la ortodoxia ideológica empotrados en las unidades del ejército republicano. Tanto nazis como comunistas hicieron un uso intensivo de ellos durante la guerra mundial y después.
Carrillo recuerda que él era un joven revolucionario y que, entonces, este tipo de jóvenes tan comprometidos no se daban a la vida muelle, "no nos desmelenábamos mucho: ni íbamos a los bailes ni a los toros" afirma.
Como Carrillo tiene ya 95 años y siente que "camina uno hacia el fin", el entrevistador-masajista le interpela sobre la existencia de Dios. "¿Y si va Dios y existe?", le pregunta. "Seguro que no", responde seguro Carrillo para acabar rematando "¿tu crees que si existiera Dios pasaría lo que pasa en el mundo?".
El comunista gijonés es ateo, presume de ello y asegura que "mucha gente se considera religiosa por conservadurismo, pero en realidad no creen. Hay multitud de cardenales y obispos que en el fondo son tan ateos como yo". Después de soltar algo semejante con tanto aplomo y seguridad se queda ahí, sin dar nombres ni nada. Tampoco hace falta, Carrillo asegura que sólo cree "en lo que puedo ver y tocar".
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