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Buttiglione denuncia que el "integrismo" laico hace a los cristianos "ciudadanos de segunda"

El ministro italiano de Política Comunitaria, Rocco Buttiglione, se quejó este domingo del "integrismo laicista" que, a su juicio, se da actualmente en Europa, y que pretende que "los cristianos sean ciudadanos de segunda categoría". En el VI Congreso Católicos y Vida Pública que se celebra en Madrid, Buttiglione reivindicó el "derecho a pensar que la homosexualidad es un pecado".

L D (Europa Press) Buttiglione figuraba en la lista inicial de comisario elaborada por el presidente de la Comisión europea, José Manuel Durao Barroso, al frente de la cartera de Seguridad, Libertad y Justicia, pero la votación en contra del Parlamento Europea a raíz de sus controvertidas declaraciones acerca del matrimonio y de la homosexualidad le hicieron perder el puesto.
 
"Yo no busqué la confrontación, no fui un cristiano ostentoso, polémico", sino que "intenté evitar la confrontación" al decir que "el pecado no es concepto de la política". "Tengo el derecho de pensar y quizás también de pensar que la homosexualidad sea también un pecado y me negaron ese derecho, y eso va contra la libertad de conciencia", afirmó. El ministro achacó a "un conflicto de conciencia" la causa del abandono de su candidatura a la Comisión, así como a "un aspecto político muy importante": "parece que hoy en Europa es posible decir que la visión cristiana de la sexualidad es aberrante (...) y si uno piensa que la homosexualidad quizás sea un pecado uno ya no es ciudadano de primera", lo que va "contra los principios de la Constitución".
 
"Pienso que he hecho lo mínimo que un cristiano nicodémico tenía que hacer", ya que "ellos pidieron que yo escogiera entre el asiento de la Comisión y mi conciencia y el catecismo de mi Iglesia". La condición de cristiano nicodémico está relacionado con la figura del fariseo Nicodemo, un principal entre los judíos --persona de renombre con conocimiento de la ley y de las sagradas escrituras-- que mantuvo un diálogo con Jesucristo sobre cuestiones de fe. En cuanto a la decisión del Gobierno español de reconocer el matrimonio homosexual, evocó su condición de miembro del Ejecutivo italiano para afirmar que "un ministro del Gobierno italiano no comenta los asuntos internos de un país amigo".
 
Terrorismo islamista y laicismo
 
"Hay una relación entre los dos", consideró Buttiglione en alusión al terrorismo islamista y al laicismo y en respuesta a una pregunta acerca de los peligros que acechan a la UE. "La lucha contra el terrorismo islamista necesita fuerza, coraje, pero también gran capacidad de diálogo, y no se dialoga con el Islam desde el punto de vista del laicismo", explicó. Además, existe, en su opinión, un "laicismo cómico en una parte de la opinión pública europea". "Los islamistas pueden entender a un cristiano, es fácil entender su posición, pero tienen sólo odio (...) para una Europa que no tiene valores", continuó.
 
Con la Europa en la que "la diferencia entre el bien y el mal está abolida por la decisión política, el diálogo no es posible". Esta Europa, sostuvo, es la que "va realmente a realizar el choque de las civilizaciones. Por eso necesitamos otra Europa". En este sentido, es necesaria "una Europa que toma contacto con su raíz, que es judaico-cristiana y greco-latina, que es una Europa que tiene capacidad de diálogo", mientras "que la otra Europa tiene el riesgo de no generar en el corazón de la gente la capacidad de casarse y tener hijos. Eso significa que va a acabarse, por un lado, y por otro lado eso significa que no tiene la capacidad de hablar con otras civilizaciones".

En todo caso, Buttiglione aclaró su visión de la idea del laico al decir que, en cierto modo, "todos debemos ser laicos en Europa porque laico significa: reconozco los derechos de la religión en su esfera (...), es decir que el pecado es cosa diferente a la ley del Estado". Sin embargo, existe un "nuevo laicismo", o "nuevo totalitarismo de una parte de la izquierda europea" que "no reconoce exactamente esta distinción y pretende imponer una neutralidad ética, no en la esfera política, sino también en la esfera estrictamente ética. No tienes el derecho de pensar que una cosa sea buena o mala en nombre del principio de no discriminación, eso es una locura", concluyó.

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