Bush niega que la ayuda se retrasara por racismo y rechaza relacionar la falta de medios con la guerra de Irak
El presidente de EEUU, George W. Bush, rechazó este lunes las críticas a su respuesta al huracán Katrina y dijo que ahora hay que centrarse en la recuperación de la zona a largo plazo y luego ya habrá tiempo para buscar culpables. Bush negó que la ayudara llegara tarde por racismo y que se relacione la falta de medios con la guerra de Irak. "Tenemos muchas tropas para hacer ambas cosas", dijo.
Cuando los helicópteros de la Guardia Costera llegaron al lugar del suceso y comenzaron a rescatar supervivientes "no miraron el color de la piel de las personas" porque "querían salvar vidas", dijo. Tampoco tiene sentido decir que no se respondió a la catástrofe con medios suficientes debido al amplio despliegue militar de EEUU en Irak porque, según él, "tenemos muchas tropas para hacer ambas cosas".
El presidente dijo que ahora es el momento de pensar en la reconstrucción de la zona a largo plazo pero eso no significa, puntualizó, que no haya que hacer examen de conciencia y averiguar lo que funcionó y lo que no. "Quiero saber exactamente qué pasó y cómo pasó", añadió, y "habrá mucho tiempo para buscar culpables". En su opinión, es el Congreso el que debería examinar esta cuestión y reflexionar de cara al futuro sobre las competencias del Gobierno federal para actuar ante un desastre de este tipo sin necesidad de que se lo pidan los estados.
Ahora hay que seguir adelante y comenzar a diseñar el proyecto de reconstrucción de Nueva Orleans, algo que deberían hacer, dijo, los ciudadanos y las autoridades de la ciudad y del estado de Luisiana con la ayuda del Gobierno federal. Bush ha supervisado personalmente la evolución de los trabajos sobre el terreno, en la que ya es su tercera visita a la zona desde que Katrina se abatió sobre las costas estadounidenses del golfo de México el pasado 29 de agosto.
Acompañado en todo momento por el alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, y la gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco, Bush fue informado también por el vicealmirante de la Guardia Costera, Thad Allen, el nuevo responsable del Gobierno federal de las operaciones de recuperación. Allen sustituyó el pasado viernes al hasta entonces director de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA) Michael Brown, destituido y enviado de vuelta a Washington por el aluvión de quejas y críticas a su trabajo.
Muchas de esas críticas han recaído directamente en el presidente, a juzgar por las últimas encuestas que indican que su popularidad está en el nivel más bajo desde que asumió en la presidencia del país. A Bush parecen no importarle demasiado estos resultados ya que, tal y como dijo hoy, "no tomo decisiones en función de las encuestas" y "ése ha sido mi estilo desde que soy presidente".
No obstante, el presidente parece haber decidido tomar las riendas de esta crisis porque, además de desplazarse ya en tres ocasiones a la región afectada, ha enviado a prácticamente todo su gabinete a la zona y ha comparecido públicamente a diario para hacer balance de la situación.
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