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Breve biografía de la iraní Shirin Evadi

La iraní Shirin Ebadi, de 54 años, se ha convertido en la décimo primera mujer ganadora del Premio Nobel de la Paz, por su defensa de la democracia y los derechos humanos frente al hermetismo del mundo islámico.

L D (EFE) Ebadi, la primera mujer juez en Irán, ha sido distinguida por el Comité Nobel noruego por su labor como abogada, escritora y activista, y como ejemplo de luchadora cuyo combate trasciende "más allá de sus fronteras". Musulmana convencida, representa asimismo a la corriente reformista de esa religión, partidaria de una nueva interpretación de la ley islámica en armonía con los derechos humanos fundamentales, como la democracia y la igualdad ante la ley.

Su lucha como abogada se ha orientado en una doble dirección: la defensa de estudiantes e intelectuales, en lucha por la apertura a la democracia, y de los derechos de la mujer en una sociedad donde el hombre, aliado con el fundamentalismo religioso, imponen su ley.

Nacida en 1947, es licenciada en Derecho, tanto en Irán como en Francia, y en 1969 se convirtió en la primera mujer juez del país, donde presidió la Audiencia de Teherán entre 1975 y 1979. Con la revolución islámica, se vio obligada a dimitir del cargo, pero desde entonces ha concentrado sus esfuerzos y su lucha desde su doble faceta de abogada y profesora de la Universidad de Teherán.

Activista por las soluciones pacíficas a los conflictos -sean bélicos, sociales o familiares-, Ebadi se ha multiplicado tanto como abogada en la defensa de los derechos de la mujer -en complejos casos de divorcio en Irán-, como en la defensa de las víctimas de la represión iraní. En 1997, participó activamente en la campaña política que llevó a la presidencia al reformista Mohamed Jatamí. Tal colaboración no le ha impedido, sin embargo, oponerse al actual régimen de Teherán y a la persistente represión iraní.

Así, por ejemplo, su compromiso con la defensa de los principios democráticos la llevó a defender a un grupo de estudiantes de la Universidad de Teherán, tras los enfrentamientos con la policía que se saldaron con varios muertos, en 1999. Asumió asimismo el caso los familiares de escritores e intelectuales y disidentes secuestrados por los servicios secretos iraníes y posteriormente asesinados. Además, ha luchado por los derechos de los refugiados, especialmente mujeres y niños, y es la fundadora y líder de la Asociación en Apoyo de los Derechos de la Infancia en Irán. Ella misma ha sufrido en propia piel la dureza de las prisiones iraníes, ya que ha sido detenida y encarcelada en varias ocasiones y fue condenada a 18 meses de libertad condicional.

Ebadi mantiene su residencia fija en Teherán, pero la alterna con prolongadas estancias en el extranjero, principalmente en París, donde participa en seminarios sobre los derechos de la mujer. En 2001, Ebadi recibió ya en Noruega el Premio de los Derechos Humanos Tholof Rafto, por su defensa ante los tribunales iraníes de mujeres, en causas de divorcio y de tutela de los hijos. Ebadi recibirá el Nobel de la Paz, dotado con 1,3 millones de dólares, en Oslo el 10 de diciembre, aniversario de la muerte del fundador de los premios, Alfred Nobel.

Su nombre quedará inscrito en la lista de las mujeres que ya han sido galardonadas con uno de los premios más importantes del mundo, en la que figuran la guatemalteca Rigoberta Menchu (1992), la líder de la oposición birmana Aung San Suu Kyi (1991) y la madre Teresa de Calcuta (1979).

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