Aprovechando la visita de los participantes del programa Proniño contra la explotación infantil, gestionado por la Fundación Telefónica, Bono mostró los controles que maneja desde la Presidencia del Congreso para medir los tiempos de intervención de los oradores en el hemiciclo.
Según dijo a los visitantes de la Cámara, desde su escaño dispone de un reloj que marca los tiempos y que le permite avisar al diputado en cuestión de los minutos que le restan para terminar, pues está conectado con un cuadrado luminoso situado en el atril de orador.
Cuando al diputado le queda poco tiempo disponible, se ilumina el panel indicando al ponente que debe ir terminando. Si aún así continúa, la luz roja parpadea, y, si el diputado se pone "muy pesado", según explicó Bono, un ujier se encarga de colocar un vaso de agua en el luminoso de tal manera que el aviso parpadeante es visible en todo el hemiciclo y ya son todos los diputados presentes los que le ayudan a hacer ver al orador que debe terminar de una vez.