El presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, escribe en el diario de Prisa un artículo de opinión titulado "Aborto: ni derecho ni obligación", texto lleno de contradicciones que intenta, por un lado, justificar la ley, y por otro apela a sus convicciones morales y religiosas para intentar interpelar a la sociedad.
En este sentido, José Bono inicia su escrito asegurando que "al votar una ley sobre el aborto mi conciencia me interpela". En el inicio del texto reconoce que el feto no es, como dice su compañera Aído un ser vivo, y dice que "sabemos con certeza que el feto no es un órgano propio de la mujer sino una realidad distinta de la mujer gestante". Incluso llega a asegurar que el feto es "más un alguien que un algo" e incide en su convicción de que es "una vida humana en gestación".
Sin embargo, después de este alegato en favor del no nacido ya llega su defensa de la ley utilizando una serie de argumentos que contradicen sus palabras anteriores. "El aborto es también una realidad", dice, para añadir que prohibirlo puede acarrear consecuencias nefastas. Por ello, considera que "el legislador responsable no debe mirar a otro lado".
A renglón seguido utiliza su catolicismo, tantas veces puesto en entredicho incluso por él mismo, y asegura que el aborto no es "ni un bien ni un derecho". Habla de sus convicciones religiosas en favor de la vida como algo propio de "la tradición humanista y progresista española".
De este modo, el político socialista cree que la ley debería llamarse de otra forma: "puede hablarse con verdad de que apoyaremos una ley que bien podría denominarse Ley par la Reducción de Abortos en España".
Aunque reconoce que "el proyecto de ley es, sin duda, mejorable" no tiene problemas en apoyar una regulación que supone un modelo de regulación. Es más, tras decir que es partidario de la defensa de la vida, Bono opina que "hasta las 14 semanas prevalece la decisión de la mujer".
Bono, que se declara católico, concluye atacando a esa parte de la Jerarquía de la Iglesia que no comparte sus postulados contradictorios. "Hay sectores de la Iglesia católica que exigen al Estado que actúe con mano justiciera, aplicando penas y castigos, mientras se reservan para ellos la mano acogedora del perdón o de la penitencia purificadora. Como político que quiere inspirar su vida en el Evangelio de Jesús, aspiro a que también la nueva ley incluya una dimensión de comprensión y misericordia".
Como colofón, el presidente del Congreso se dirige a las mujeres: "Actúa en conciencia, esta ley no te condena".