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"BENEDICTO, AMIGO, LA FAMILIA ESTÁ CONTIGO", por Patricia Tablado

La Eucaristía de clausura del V Encuentro Mundial de las Familias ha puesto el punto y final a unas jornadas en las que cientos de miles de peregrinos se han acercado a Valencia para reivindicar la importancia de la familia en la vida cristiana. Se ve en las pancartas en las que se lee: “Hombre y mujer los creó”, se nota en los cánticos de la gente: “Benedicto, amigo, la familia está contigo” y sobre todo, se puede sentir durante la celebración, cuando cada vez que el Papa hacía referencia a la “unión entre hombre y mujer” como base de la familia, los asistentes rompían en vítores y aplausos.

L D (Patricia Tablado) Este domingo, la mañana ha empezado temprano en la zona de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, donde se ha celebrado la misa de clausura del EMF. O más bien la celebración del sábado por la noche ha acabado tarde, pues la mayoría de los peregrinos se han quedado en el antiguo margen del Turia a dormir. Dicen que han pasado mucho frío, pero están satisfechos porque han venido a ver al Papa y eso es lo que están haciendo.

La velada del sábado se alargó para muchos hasta el domingo por la mañana entre cantos, bailes y charlas. El último día del EMF comenzó a las 8 de la mañana con un rezo de laudes, y a partir de ese momento no ha parado de llegar gente en autobuses repletos, en bicicleta o a pie a la Ciudad de las Artes y las Ciencias. La Policía y sobre todo los voluntarios se han ocupado de que ningún peregrino estuviera fuera de su zona. Aquéllos que no tenían acreditación para asistir a la ceremonia se han tenido que conformar con ver la Eucaristía por las pantallas gigantes que el Ayuntamiento ha instalado por toda la ciudad en la plaza de la Basílica, en los márgenes del Turia o delante de las principales iglesias valencianas. 

Una vez dentro del recinto, los peregrinos han buscado cualquier manera de resguardarse del sol. Cualquier objeto que proyecte una sombra les sirve: un árbol, una valla o incluso un policía alto. Se respira un clima de solidaridad, y pronto las personas que ocupaban los mejores puestos los han cedido a los ancianos y a las madres de los niños más pequeños, porque, si algo ha llamado la atención en este EMF es que han participado personas de todas las edades y de todas las nacionalidades.

Cuando llega el papamóvil, los peregrinos prorrumpen en vivas y aclamaciones a Benedicto XVI. Es especialmente emocionante ver a las religiosas, que se resguardan del sol con una gorra sobre sus velos y que le lanzan besos al Pontífice. Una de ellas, en declaraciones a Libertad Digital, cuenta que el anterior Papa, Juan Pablo II, se salía siempre del recorrido que le proponían las autoridades y metía el coche entre la gente, para que todos pudieran estar cerca de él. No obstante, reconoce que Benedicto XVI también se ha acercado a los peregrinos bajando las ventanas del vehículo y aproximándose a los fieles que le esperaban en las principales paradas de su visita.

Durante la misa, todos los peregrinos se mantienen en silencio, escuchando al Papa, bebiéndose sus palabras e interrumpiendo con aplausos, especialmente cada vez que Ratzinger aludía a la importancia de que el matrimonio fuera la unión entre un hombre y una mujer. Según va pasando el tiempo, el calor arrecia y cientos de voluntarios han repartido botellas de agua mineral –las lipotimias han sido las dolencias más comunes en esta semana— mientras que los que no tenían gorra se fabricaban sombreros improvisados con papel de periódico.

De vez en cuando, durante la misa, alguien entre la multitud grita: “Viva el Papa”, y todos le contestan con unos “Viva” cada vez más altos. Uno de los momentos más emocionantes de la ceremonia ha sido cuando el Papa se ha dirigido a los niños y algunos de ellos han comenzado a exclamar: “Te queremos” y "¡Guapo, guapo!"

Cuando ha finalizado la Eucaristía, los peregrinos se han encaminado ordenadamente a la salida, y, aunque ha habido “embotellamientos” y no podían salir todo lo deprisa que querían, sus caras de satisfacción lo decían todo. Los más contentos han sido los asistentes mejicanos, felices de que el próximo Encuentro Mundial de la Juventud se celebre en su país.

Poco a poco, la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia ha vuelto a la normalidad, mientras ejércitos de voluntarios limpiaban el lugar para que el lunes la ciudad no achaque la visita de más de un millón de personas durante el fin de semana. Los peregrinos se han dirigido a sus autocares entonando, esta vez con la voz más baja, los cánticos que se han escuchado en la ciudad del Turia esta semana: “Benedicto, amigo, la familia está contigo”.

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