L D (EFE) Los servicios de rescate trabajan intensamente junto con perros entrenados para localizar a personas atrapadas bajo los escombros causados por los tornados en los condados de Seminole, Sumter, Lake y Volusia. El gobernador de Florida, Charlie Crist, quien pidió al presidente de EEUU, George W. Bush, que declare al Estado zona de desastre, ha ratificado que lo más urgente es rescatar a los supervivientes.
Tras efectuar un recorrido por las áreas devastadas, Crist dijo que lo sucedido es de tal gravedad que dar una respuesta efectiva está más allá de las capacidades del Estado, por lo que es necesaria asistencia federal. "El nivel de devastación es difícil de describir", declaró. Los tornados, que sorprendieron al amanecer a miles de residentes mientras dormían, derribaron casas, árboles y postes del tendido eléctrico y afectaron el servicio de teléfonos.
El mayor daño lo sufrieron las casas móviles que quedaron reducidas a chatarra, habitadas en su mayoría por personas de la tercera edad y por inmigrantes que trabajan en los cultivos agrícolas. Los tornados arrancaron edificios de sus cimientos, volcaron automóviles y dejaron toneladas de escombros en las áreas impactadas, en especial en el condado de Lake, ubicado al norte de Orlando, donde la destrucción es mayor.
Funcionarios de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA) están en las zonas evaluando los daños y tramitando las solicitudes de ayuda, mientras que unos 8.000 soldados de la Guardia Nacional comenzaron a distribuir agua y alimentos. Cientos de damnificados pasaron la noche en los albergues abiertos por la Cruz Roja. Los meteorólogos confirmaron que al menos uno de los tornados alcanzó la categoría F3 en la escala Fujita, del cero al cinco, al registrar vientos de unos 235 kilómetros por hora.
En 1998, cinco tornados mataron a 42 personas en el centro de Florida y arrasaron con 2.600 casas y locales. Aunque el Servicio Nacional de Meteorología emitió alertas de tornado entre ocho y dieciséis minutos antes de que tocaran tierra, casi nadie las escuchó porque la mayoría de la gente dormía.
Tras efectuar un recorrido por las áreas devastadas, Crist dijo que lo sucedido es de tal gravedad que dar una respuesta efectiva está más allá de las capacidades del Estado, por lo que es necesaria asistencia federal. "El nivel de devastación es difícil de describir", declaró. Los tornados, que sorprendieron al amanecer a miles de residentes mientras dormían, derribaron casas, árboles y postes del tendido eléctrico y afectaron el servicio de teléfonos.
El mayor daño lo sufrieron las casas móviles que quedaron reducidas a chatarra, habitadas en su mayoría por personas de la tercera edad y por inmigrantes que trabajan en los cultivos agrícolas. Los tornados arrancaron edificios de sus cimientos, volcaron automóviles y dejaron toneladas de escombros en las áreas impactadas, en especial en el condado de Lake, ubicado al norte de Orlando, donde la destrucción es mayor.
Funcionarios de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA) están en las zonas evaluando los daños y tramitando las solicitudes de ayuda, mientras que unos 8.000 soldados de la Guardia Nacional comenzaron a distribuir agua y alimentos. Cientos de damnificados pasaron la noche en los albergues abiertos por la Cruz Roja. Los meteorólogos confirmaron que al menos uno de los tornados alcanzó la categoría F3 en la escala Fujita, del cero al cinco, al registrar vientos de unos 235 kilómetros por hora.
En 1998, cinco tornados mataron a 42 personas en el centro de Florida y arrasaron con 2.600 casas y locales. Aunque el Servicio Nacional de Meteorología emitió alertas de tornado entre ocho y dieciséis minutos antes de que tocaran tierra, casi nadie las escuchó porque la mayoría de la gente dormía.