L D (EFE) En una entrevista con varios medios de comunicación, Eterio Ortega señaló que "la cuestión de los amenazados ya se apuntó en mi anterior filme 'Asesinato en febrero', pero el tema era suficientemente importante como para merecer ser contado".
El equipo de "Perseguidos" tenía claro desde el principio que quería seguir la vida cotidiana de dos personas amenazadas por ETA, con sus familias y de cómo afectaba ese hecho a cualquiera de sus actos más banales, que el resto de los ciudadanos hacen con tranquilidad, como pasear con su pareja, tomar una copa en un bar o jugar en la calle con sus hijos".
No oculta Ortega que "hubo dificultades para encontrar a dos personas que estuvieran dispuestos a salir con sus familias en la pantalla y que convivieran durante varias semanas con el equipo del rodaje". Además, el director hizo varias audiciones porque "buscábamos gente que dedicara tiempo a hablar y que fuera un buen comunicador".
De su experiencia con "Perseguidos", Ortega indicó que "en todas mis películas aprendo cosas nuevas. Soy el eterno estudiante que voy con la mente abierta y en esta ocasión el aprendizaje a nivel humano es enriquecedor". Del ejemplo concreto de los dos protagonistas de la cinta, los concejales socialistas José Luis Vela (Andoain) y Patxi Elola (Zarautz), "he aprendido que dan mucho de ellos, mucho más de lo que damos los demás, que no estamos dispuestos a vivir así".
Aunque puede crear confusión entre los espectadores de fuera de Euskadi, Ortega decidió deliberadamente no presentarlos, pues lo injusto de la amenaza es estar amenazado, independientemente del color político o la profesión de cada persona". Restó importancia a que en "Perseguidos" haya algunas elipsis narrativas: "algunas son voluntarias, cinematográficas; y otras vienen dadas porque algún personaje habla menos o algún escolta acepta salir de espaldas caminando por la calle".
La película se rodó entre julio y la Navidad de 2003, poco después del último atentado mortal etarra, y a pesar de que fuera antes de los atentados del 11-M que aumentaron la sensación de una "falsa tregua", Eterio Ortega cree que "no cambiarían mucho los sentimientos que se recogen en el documental, porque el peligro sigue ahí y los amenazados mantienen sus procedimientos de seguridad".
El objetivo del director era en última instancia "acercar al espectador una realidad cotidiana, que viven muchas personas amenazadas de muerte, algunos con escolta y otras sin ella". El final del documental, con los dos amenazados que se "escapan" de una cena de amigos para pasear por el paseo marítimo y tomarse un vino mirando al mar, es un canto a la esperanza. "Todos somos optimistas sobre el fin del terrorismo, porque queremos que se acabe de una puñetera vez y me gustaría que fuera cuanto antes", aseveró el director.
El equipo de "Perseguidos" tenía claro desde el principio que quería seguir la vida cotidiana de dos personas amenazadas por ETA, con sus familias y de cómo afectaba ese hecho a cualquiera de sus actos más banales, que el resto de los ciudadanos hacen con tranquilidad, como pasear con su pareja, tomar una copa en un bar o jugar en la calle con sus hijos".
No oculta Ortega que "hubo dificultades para encontrar a dos personas que estuvieran dispuestos a salir con sus familias en la pantalla y que convivieran durante varias semanas con el equipo del rodaje". Además, el director hizo varias audiciones porque "buscábamos gente que dedicara tiempo a hablar y que fuera un buen comunicador".
De su experiencia con "Perseguidos", Ortega indicó que "en todas mis películas aprendo cosas nuevas. Soy el eterno estudiante que voy con la mente abierta y en esta ocasión el aprendizaje a nivel humano es enriquecedor". Del ejemplo concreto de los dos protagonistas de la cinta, los concejales socialistas José Luis Vela (Andoain) y Patxi Elola (Zarautz), "he aprendido que dan mucho de ellos, mucho más de lo que damos los demás, que no estamos dispuestos a vivir así".
Aunque puede crear confusión entre los espectadores de fuera de Euskadi, Ortega decidió deliberadamente no presentarlos, pues lo injusto de la amenaza es estar amenazado, independientemente del color político o la profesión de cada persona". Restó importancia a que en "Perseguidos" haya algunas elipsis narrativas: "algunas son voluntarias, cinematográficas; y otras vienen dadas porque algún personaje habla menos o algún escolta acepta salir de espaldas caminando por la calle".
La película se rodó entre julio y la Navidad de 2003, poco después del último atentado mortal etarra, y a pesar de que fuera antes de los atentados del 11-M que aumentaron la sensación de una "falsa tregua", Eterio Ortega cree que "no cambiarían mucho los sentimientos que se recogen en el documental, porque el peligro sigue ahí y los amenazados mantienen sus procedimientos de seguridad".
El objetivo del director era en última instancia "acercar al espectador una realidad cotidiana, que viven muchas personas amenazadas de muerte, algunos con escolta y otras sin ella". El final del documental, con los dos amenazados que se "escapan" de una cena de amigos para pasear por el paseo marítimo y tomarse un vino mirando al mar, es un canto a la esperanza. "Todos somos optimistas sobre el fin del terrorismo, porque queremos que se acabe de una puñetera vez y me gustaría que fuera cuanto antes", aseveró el director.