L D (EFE) Ha precisado que "esta idea subyace en la metáfora de que el paisaje que rodea a cualquier persona es también su biografía y por ello he jugado con ese paisaje que se convierte en autorretrato del observador".
Para el ganador del Nadal, un autor acostumbrado a ganar premios literarios de prestigio como el Primavera, el Herralde o el Nacional de la Crítica, "no es exactamente una novela de iniciación, porque los cuatro protagonistas no hacen un descubrimiento de la vida, sino que se enfrentan a sus problemas reales". Al contrario que en novelas anteriores, Soler no ha querido en esta ocasión que todos sus personajes sean perdedores, "sino que he querido ser más democrático y unos son perdedores y otros consiguen sus sueños, sus anhelos".
Ha confesado que "a mí me preocupan aquellos personajes que no se conforman con el ámbito que les ha tocado vivir y luchan por alcanzar sus sueños". De hecho, el título de la novela alude a la calle en la que los protagonistas suelen encontrarse, pero también "a una huida de ese mundo un tanto oscuro que les ha tocado vivir en el último verano hacia la pérdida definitiva de la pubertad". Para Soler ganar el Premio Nadal es "obtener un sueño que además ganaron anteriormente algunos de mis maestros, como Delibes, Ferlosio y mi querida Ana María Matutes".