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Alberto de Mónaco podría tener una hija fruto de una relación con una camarera estadounidense

Tras la muerte del príncipe Rainiero de Rainiero de Mónaco, los rumores sobre la sucesión del Principado se disparan.

Tras la muerte del príncipe Rainiero de Rainiero de Mónaco, los rumores sobre la sucesión del Principado se disparan.
(Libertad Digital) Jazmín Grace Grimaldi, este es el nombre de la supuesta hija natural de Alberto II de Mónaco. Según ha publicado este fin de semana la prensa escandinava, esta niña que en la actualidad tiene 13 años, es fruto de una relación del Príncipe con una camarera americana en 1991.
La madre de la niña, Tamara Rotolo, conoció a Alberto durante un campeonato de tenis, y según las publicaciones nórdicas "Expresen" y "Bet" el Príncipe reconoció haber mantenido un idilio con una camarera durante varios días en su yate atracado en su pequeño país. Tras la vuelta de Tamara a Estados Unidos, ella se enteró de que estaba embarazada y escribió al entonces heredero para contárselo, según publica el diario "ABC"".
Alberto II le responde a la carta diciéndole que él se encargará de los gastos de la niña, pero cuando el Príncipe habló con su padre, el ya fallecido Rainiero de Mónaco, decidió mantener esta paternidad en secreto. La niña, por lo visto muy parecida a la hija de Carolina y Ernesto de Hannover, nació en noviembre de 1992 y Alberto la conoció al poco tiempo de nacer en Wyoming en 1993. Posteriormente, Tamara Rotolo denunció ante los tribunales a Alberto de Mónaco pero nunca consiguió que se hiciese las pruebas de paternidad. Actualmente tanto la madre como la hija viven en California.
Si la madre de la niña lleva hasta sus últimas consecuencias el tema de la paternidad, no sería la primera vez que una hija ilegítima ocupe el trono monegasco. Esto ya sucedió cuando el abuelo de Alberto legitimó a una hija que tuvo con una amante para evitar que el Principado pasase a manos de Francia.
En busca de una esposa
De todas formas, se comenta que Alberto II ha enviado a Suecia a un par de espías para que le encuentren una joven esposa de una buena familia en Noruega. Las condiciones para este matrimonio serían 6 millones de euros para la chica y una vida repleta de lujos, como es costumbre en la familia real del Principado. La obligación de la esposa sería la de dar un heredero al Principado, probablemente a través de la inseminación artificial.

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