El ministro de Educación, José Ignacio Wert, ha comparecido al término de la reunión con los consejeros autonómicos del ramo para discutir los detalles de la futura reforma educativa. Entre sus principales novedades está la inclusión de las denominadas "evaluaciones externas estandarizadas", que se efectuarán al término de cada etapa educativa y que han puesto en pie de guerra a comunidades como Cataluña.
Los críticos vinculan estas pruebas a la reválida e incluso al franquismo. El ministro ha contestado que "sólo aquel que no tiene más en la cabeza que el pasado lo ve en esta reforma". En su opinión, no hay semejanza con la reválida y lo que se busca es "su valor incentivador". Para Wert, las evaluaciones son "esenciales" para mejorar el rendimiento en las aulas.
También ha defendido una "elección temprana" en los itinerarios educativos, otro de los pilares de la reforma que algunas comunidades han tachado de segregacionista. Según ha dicho, esta vía "está fuertemente asociada a la reducción del abandono escolar temprano". "Lo que segrega es que por la rigidez del sistema, una cuarta parte de los alumnos abandone sin completar el ciclo obligatorio o justo al terminarlo. Ése es el mayor ataque a la equidad", ha dicho el ministro.
Con todo, la principal novedad ha sido la posible desaparición de la Selectividad, pues para el ingreso en la universidad sólo se tendría en cuenta la nota obtenida en la evaluación correspondiente al bachillerato. Wert ha apuntado que dejaría libertad para que las universidades que lo desearan implantaran una prueba específica añadida para el acceso a sus carreras.