La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha pedido que se restaure en España el Bachillerato humanístico y clásico, que fue "columna vertebral de la cultura europea" y que "se llevaron por delante" algunos políticos y pedagogos que confunden la igualdad con "el falso igualitarismo".
En un artículo publicado hoy en la tercera página de ABC, la presidenta madrileña se declara defensora del Bachillerato "nacido en la Alemania de Bismarck", que "se convirtió en la columna vertebral de la cultura de Europa" y en el que el estudio de las lenguas clásicas, el latín y el griego "ocupaba un lugar predominante en todos lo países de Europa".
Un Bachillerato, señala Aguirre en su artículo, que fue la base "del progreso científico, intelectual y cultural de la Europa de los últimos 150 años" y que comenzó a perderse en los años sesenta, por la acción "de algunos políticos que confunden la igualdad de oportunidades con el igualitarismo en los resultados académicos y algunos pedagogos que creen que protegen a los alumnos si les evitan esforzarse".
Aquellas personas, continúa la presidenta, opinaron que "era mejor que la Secundaria se convirtiera en una prolongación de la Primaria" y "se llevaron por delante aquel Bachillerato ejemplar", que duraba "siete u ocho años", en una época en la que aún no existía la Unión Europea.
Recuerda Aguirre que en aquel Bachillerato se estudiaba una lengua clásica "casi siempre el latín y a veces algo de griego", matemáticas, una lengua moderna distinta a la propia, obras de la literatura universal, "algo de filosofía" e historia universal.
En opinión de la presidenta, esos estudios de Bachillerato aportarían a los alumnos un "importante bagaje cultural e intelectual" y no les harían "perder el tiempo" en las aulas, como asegura que sucede ahora.
Por ello, solicita que se restauren en España el Bachillerato humanístico y clásico y advierte de que para ello no se necesita cambiar las leyes educativas, sino que "basta con que se permita que algunos colegios e institutos ofrezcan unos planes de estudio acordes con el espíritu y la letra de lo que es un Bachillerato como el que han sabido conservar los países de lengua alemana".
"La solución es la libertad. Que el estado garantice que todos los alumnos puedan educarse libremente, según sus actitudes y sus preferencias, incluso aquellos que quieren leer a Virgilio en latín", señala Aguirre en su artículo.