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Así es RTVE: un enorme trasatlántico imposible de reflotar

El nuevo presidente de RTVE llega a una empresa con presupuesto multimillonario, una enorme plantilla y un modelo que para muchos ha fracasado.

El nuevo presidente de RTVE llega a una empresa con presupuesto multimillonario, una enorme plantilla y un modelo que para muchos ha fracasado.

Nombrado en mitad de la polémica, sin el apoyo del principal partido de la oposición y tras un cambio normativo que se ha tenido que hacer a toda velocidad, Leopoldo González-Echenique será nombrado a finales de mes presidente de RTVE y, a partir de entonces, tendrá frente a sí un reto fenomenal.

La radiotelevisión pública lleva años siendo considerada por muchos españoles más un problema que un servicio público: con una deuda que creció sin control durante años, una programación que nunca ha logrado satisfacer a la mayoría y una línea informativa siempre puesta en cuarentena por la oposición, fuese el partido que fuese, y por buena parte del público.

Y ahora, tras años de vacilaciones y tras una reforma que, en teoría, debía solucionar para siempre los problemas de RTVE la corporación pública se enfrenta a un futuro incierto que, para colmo, la crisis económica tiñe de un gris cada día más cercano al negro.

Los grandes números de RTVE

La Corporación RTVE tuvo en 2011 un presupuesto de 1.200 millones que, merced a uno de los primeros recortes del Gobierno de Rajoy, se ha quedado en 1.000 para este 2012. La cantidad debería de salir de diversas fuentes, entre las que se eliminó la publicidad, que quedaba reducida al patrocinio de determinados eventos deportivos.

Así, la mayor parte del dinero tiene que salir de los cánones a los que se obliga a las empresas de telecomunicaciones y a las televisiones comerciales, así como un importante porcentaje, del 80%, de la tasa sobre reserva de dominio público radioeléctrico.

Además, la ley de financiación de RTVE permite que se desarrollen acuerdos de patrocinio pero sólo en algunos casos concretos, especialmente eventos deportivos. En conjunto, todas estas formas de financiación deberían aportar a la televisión un mínimo de 1.200 millones en 2011 y 2012, porcentaje que se incrementaría en un 1% el siguiente bienio (2013-2014) y según el crecimiento del IPC de ahí en adelante.

Esto debería haber asegurado una financiación estable para la monumental corporación, pero la ley ya preveía que, de no ser así, lo que faltase correría a cargo del presupuesto del Estado.

La cuestión, además, se ha complicado y podría complicarse aún más: la propia Ley de Financiación fue recurrida por las compañías afectadas y está pendiente de sentencia del Tribunal de Estrasburgo, que se espera que se emita en los próximos meses. Una sentencia que, según la mayoría de expertos, está abierta a cualquier posibilidad.

Peculiaridades de una inmensa plantilla

Tras los ligeros ajustes de los últimos años y, especialmente, tras los 200 millones recortados este 2012, la amplísima plantilla de RTVE vuelve a estar en el centro de la polémica. Los grandes números son cuanto menos llamativos: 6.489 trabajadores cuyos salarios y cotizaciones suponen ya más del 40% del presupuesto de la corporación.

Para darnos una idea de lo que supone esta cifra hay que compararla con las plantillas de las grandes cadenas privadas, Antena 3 y Telecinco, que rondan los 1.500 trabajadores.

Las cifras resultan sorprendentes, especialmente después de que en el año 2008 un polémico ERE hiciese que 4.150 trabajadores abandonasen RTVE, entre ellos algunos "clásicos" del ente como José Antonio de la Casa, actualmente colaborador de esRadio. Pero tras el ERE se ha vuelto a contratar de forma masiva.

Además, se trata de una plantilla cuya estructura es cuanto menos sorprendente. Según datos internos a los que ha tenido acceso Libertad Digital 237 de esos trabajadores son directivos, 64 de ellos, además, contratados.

Los desequilibrios en el planteamiento de la plantilla son visibles en muchos sentidos. Sorprendentemente en una empresa televisiva 5.666 de esos trabajadores, más de 80% del total, son fijos, indefinidos o con contrato indefinido, en lo que es con toda seguridad la estructura más rígida del sector.

En cuanto a áreas de trabajo la plantilla se distribuye de la siguiente forma: TVE cuenta con 4.195 trabajadores; RNE 1.322; la matriz como tal (RTVE) 825; y, por último, la sección de medios electrónicos, iRTVE, 203, una plantilla, por cierto, que para sí quisieran casi todos los medios digitales de España.

Por ubicación geográfica la estructura se divide entre Madrid, Barcelona, los centros regionales y las corresponsalía. En la capital es donde se concentra el grueso de los trabajadores, 4.482, pero en Barcelona también hay una cifra importante: 725. Los centros territoriales en provincias dan trabajo a 1.256 personas y, finalmente, las corresponsalías de RTVE y RNE tienen 26 periodistas.

En este último caso se da la peculiar circunstancia de que en ocho ciudades (Berlín, Jerusalén, Londres, Moscú, París, Pekín, Roma y Washington) no hay uno sino dos corresponsales: el de TVE y el de RNE. Además, a los dos de Washington se les suma un tercero en Nueva York.

Además, con poco trabajo

Pero lo peor es que esta inmensa plantilla está, además, seriamente infrautilizada: según los propios representantes de los trabajadores actualmente su productividad está por debajo del 30%, mientras que el resto de las tareas se subcontratan a empresas externas.

La subcontratación es una fórmula habitual en el negocio televisivo, ya que permite ajustar las necesidades de la empresa a programaciones televisivas que cambian con frecuencia, pero lo que carece de sentido empresarial es subcontratar mientras se mantiene una gran plantilla infrautilizada. En ese caso, el gasto es doble.

El modelo de externalizaciones de los últimos años, además, ha recibido fuertes críticas tanto dentro como fuera de la corporación, máxime cuando en repetidas ocasiones se han denunciado no pocas irregularidades en estos contratos y, según los propios sindicatos de la corporación, las multimillonarias contrataciones han beneficiado, sobre todo, a empresas muy cercanas al anterior gobierno socialista: Mediapro, El Terrat o la productora de Enric Sopena. Estas denuncias incluso han sido ratificadas por la justicia.

Un mercado cambiante

Y todo en un mercado televisivo que ha sufrido un cambio radical: tras la irrupción de la TDT las audiencias se han fraccionado y la RTVE ha visto cómo sus cifras han ido bajando progresivamente.

Un descenso que en el último año y con el caos en la Corporación se ha agudizado: el pasado mes de mayo su principal cadena, La 1, se quedó en un 13,4% del share y está cada día más lejos del liderazgo que perdió a finales del 2011 y principios de 2012 y que había recuperado con la eliminación de la publicidad.

Este caos organizativo, por cierto, ha sido para muchos la gota que ha colmado el vaso en la corporación: la salida de Oliart en julio del año pasado ha propiciado un periodo de 12 meses de absoluta inoperancia, con una presidencia rotativa que no tenía la capacidad de tomar decisiones ejecutivas.

Todos los expertos excepto los vinculados al PSOE, que ha retrasado el nombramiento de un nuevo director hasta forzar al Gobierno a cambiar la ley, coinciden en que esta etapa ha sido letal para una empresa que, incluso sin estos problemas internos, tiene poco menos que imposible sobrevivir en las actuales circunstancias si no afronta, como mínimo, cambios de verdadero calado.

Mañana en Libertad Digital podrán encontrar la segunda parte de este artículo con opiniones de trabajadores y expertos.

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