El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, aseguró este jueves que su departamento está estudiando modificar los límites de velocidad existentes en la actualidad tanto en las vías principales –autopistas y autovías– como en las carreteras secundarias, debido al "debate social" que existe al respecto.
En el caso de las primeras, recordó que él ya se había mostrado partidario de aumentar los límites en este tipo de vías durante su comparecencia en la comisión de Seguridad Vial del Congreso de los Diputados y añadió que "desde el punto de vista de la siniestralidad no tendría incidencia" porque el 79 por ciento de los accidentes mortales se producen en carreteras secundarias.
Sobre la velocidad que se podría alcanzar, tanto Fernández Díaz como CiU se mostraron partidarios en la Cámara Baja de que se incrementase hasta los 130 Km/hora, una cifra que el ministro no llegó a especificar este jueves. Las asociaciones de automovilistas, por su parte, son partidarios de aumentarlo hasta los 140 km/hora.
El caso de las carreteras secundarias, que suponen el 90 por ciento de la red de carreteras españolas, es totalmente contrario. "En las carreteras convencionales sería totalmente imprudente", aseguró Fernández Díaz, quien señaló que en su departamento están estudiando, incluso, la posibilidad de que se rebaje el límite al que se puede circular actualmente.
Así, señaló que lo que podría ocurrir, una vez concluidos los estudios que se están llevando a cabo en el Ministerio del Interior, es que se aumente el límite de velocidad en autovías y autopistas, se reduzca el de las carreteras secundarias, o que finalmente se lleven a cabo las dos medidas.
Lo que sí dejó claro es que "no parece normal" que haya tan poco diferencia en el límite de velocidad entre carreteras principales y secundarias, cuando las características de cada una las diferencia ampliamente en temas de seguridad, número de accidentes y siniestralidad.
Controles antidroga en las carreteras
El ministro hizo estas valoraciones durante una rueda de prensa en la sede de su departamento, en la que presentó, junto a la directora de la Dirección General de Tráfico (DGT), María Seguí, la nueva campaña para combatir el consumo de drogas al volante, un hecho que causó 480 muertes durante el año 2011.
Según los datos que maneja Tráfico, casi el veinte por ciento de los conductores (el 19,4 por ciento) dan positivo en los controles antidroga y hasta el 30 por ciento, lo hacen con alguna combinación de sustancias incompatibles con la conducción, como el alcohol y la droga.
Para evitar esta conducta, desde el próximo 9 de julio se generalizarán los controles antidroga en las carreteras españoles, además de iniciarse una campaña de concienciación de los conductores. Según indicó Seguí, serán "miles" los que se lleven a cabo en los seis meses del año que restan.
Los conductores serán parados por los agentes de las Fuerzas de Seguridad y serán sometidos, en un primer momento, a una prueba de alcoholemia. En el caso de dar negativo, se les hará pasar también un test antidroga, que se realizará con una pequeña muestra de saliva, en el que se podrá comprobar si han consumido drogas una o dos horas antes del momento de realizar el test.
En el caso de que el test de drogas dé positivo, el conductor no podrá continuar con su viaje y se realizará una segunda prueba que será enviada a un laboratorio, donde finalmente se certificará el positivo. Dependerá del criterio del agente, y de un total de diez variables, si el conducir bajo los efectos de la droga es sancionado como una simple sanción administrativa o como una infracción muy grave, sancionada con una multa económica de 500 euros y la retirada de 6 puntos del permiso de conducir.