Pilar Rahola critica duramente a Maruja Torres por una entrevista en la web Jot Dow "cuyo interés me resulta escaso, no en vano me conozco su manual de tópicos". En un artículo de La Vanguardia titulado "Cariños de Maruja", Rahola dice que lo único que ha aprendido "ha sido que la gran Maruja me desprecia profundamente -vamos bien, es mutuo-, que reduce mis años de profesión a la caricatura -buen ejercicio: yo podría reducir los suyos a uno de esos artículos diciendo que le encantaría hacérselo con su perrito-, y que por supuesto no me lee -entonces, ¿cómo sabe que soy detestable?-. Pero todo esto no tendría importancia porque los dardos envenenados que se entrecruzan en el cielo periodístico son insustanciales, y no merecen una columna. Sin embargo, uno de los insultos que me dedica es un clásico de la difamación y por ello, por clásico y general, más que por personal, creo que merece la reflexión".
Rahola critica que Maruja Torres dijera en la entrevista que "servidora y algunos otros" estamos "más o menos en nómina, sentimental o real" del pérfido sionismo. Y así, de un plumazo, la doña amiga de cualquier ayatolá que grite contra Israel niega el derecho de otros a pensar distinto. ¡Qué vanidad la suya!: o piensas como ella o eres un simple sicario".
Cree Rahola que "fácil sería responder con la misma moneda y preguntarse si Maruja Torres no está en nómina sentimental o real de Hizbulah, o del Gobierno sirio, ese amigo del pueblo, o de Hamas", pero "a diferencia de ella, creo que despreciar las ideas de los contrarios, cayendo en el simplismo de matar al mensajero difamándolo, es propio de mentes obtusas y simples. Quizás es que esta buena amiga se ha quedado sin argumentos para rebatir los que otros ponemos sobre la mesa, y ya no sabe cómo justificar su desaforado antiisraelismo. Sea como sea, qué triste que un clásico del antisemitismo fascista, vinculado al dinero y a los judíos, esté en boca de una diva de la izquierda libertadora".