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Lorca, volcada en su primera Semana Santa tras la tragedia de los terremotos

La localidad murciana sigue rehabilitando sus casas y también las iglesias pero quieren recuperar su normalidad en una Semana Santa de gran tradición.

La localidad murciana sigue rehabilitando sus casas y también las iglesias pero quieren recuperar su normalidad en una Semana Santa de gran tradición.
Así lo ven los lectores

Los terremotos que devastaron Lorca hace once meses no han sido capaces de impedir que la ciudad se vuelque en la celebración de la Semana Santa, su principal manifestación cultural, que tras la catástrofe mantiene todo su esplendor pese a los daños que los seísmos causaron en el patrimonio de las cofradías.

Durante los últimos meses miles de cofrades han trabajado en una ciudad sin iglesias, y con grandes dificultades técnicas, para conseguir que esta fiesta de interés turístico internacional salga a la calle, y la población ha recibido los desfiles bíblico-pasionales como una emocionante tregua en la tragedia.

El concejal de turismo, Francisco Montiel, cree que tras los seísmos "Lorca necesita recuperar sus costumbres y la Semana Santa es algo que llevan en la sangre los lorquinos", por lo que está convencido de que la de este año será "una de las más espléndidas de su historia", que comenzó en 1855.

Las seis cofradías, archicofradías y hermandades que participan en la Semana Santa han sufrido daños en sus sedes religiosas y solo una de ellas, el Paso Azul, ha conseguido terminar a tiempo, tras siete meses de obras, la restauración su iglesia, el templo barroco de San Francisco, algo que su presidente, José Antonio Ruiz, califica como "un milagro".

El Paso Blanco prevé reabrir dentro de dos años su sede, la capilla dominica de El Rosario, desde la que el Viernes Santo saldrá la imagen de la Virgen de la Amargura en trono en andas bajo el mecano de andamios que sostiene la cúpula del templo, que rotó sobre su eje a consecuencia de los terremotos.

La cofradía blanca ha autofinanciado con más de un millón de euros las obras de restauración de su museo, el único de bordados que existe en el mundo, y del que más de 1.500 piezas -la mayor parte de las cuales salen en las procesiones- tuvieron que ser evacuadas el mismo día de los seísmos.

Uno de sus actos más multitudinarios, el encuentro penitencial del Miércoles Santo, ha tenido que ser suspendido porque la ingente cantidad de contenedores de escombro y andamios en las angostas calles del casco histórico impide el paso de los tronos.

Los daños en el patrimonio histórico de la Iglesia suman más de 15 millones de euros, una docena de templos siguen clausurados y, por ello, varias cofradías, como el Paso Morado y el Encarnado, se han visto obligadas a instalar carpas en la calle para custodiar los tronos antes de su salida en procesión.

"La santa cena" de Nicolás Salzillo, el cenáculo más antiguo de la imaginería española de Semana Santa, permanece bajo una de estas carpas con custodia cofrade y de una empresa de seguridad las 24 horas a la espera de salir mañana en la procesión de Jueves Santo.

El presidente de esta cofradía, Fulgencio Martínez Pelegrín, ha explicado que los terremotos han aumentado la devoción en Lorca, algo que se constata en el aumento del número de penitentes que, descalzos y portando cruces, participarán mañana en el desfile bíblico-pasional.

La reacción popular también ha sido masiva y encuentros penitenciales como el que anoche protagonizaron las imágenes religiosas del Paso Encarnado en la plaza de La Estrella, también saliendo de carpas, han sido seguidos por miles de personas.

Cofradías como La Curia y la Archicofradía del Resucitado han recurrido a los templos de otros pasos para poder sacar sus tronos, una "cesión" de iglesias que no se producía en Lorca desde la guerra civil, cuando la mayor parte de los templos fueron incendiados y saqueados.

La instalación de las 10.500 sillas de la tribuna oficial de los desfiles también ha requerido una exhaustiva revisión de todas las fachadas de la avenida Juan Carlos I para impedir que elementos que resultaron dañados en los edificios pudieran caer sobre los espectadores o los cofrades.

En cada desfile bíblico-pasional participan unos 3.000 figurantes y unos 400 caballos recreando, como en una gran superproducción del cine bíblico, los episodios más relevantes del Antiguo y el Nuevo Testamento.

El Ministerio de Cultura trabaja en la promoción del expediente para conseguir que la Semana Santa de Lorca sea declarada patrimonio de la humanidad como bien inmaterial por la Unesco, como medida de apoyo a la recuperación de la ciudad tras los terremotos que la devastaron en mayo.

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