El País dice que el Gobierno quedó como un guiñapo. "La velocidad a la que el ejecutivo trató de convertir ayer en un éxito lo que era un correctivo en toda regla superó cualquier límite", lo nunca visto, vamos. En el editorial insisten en que los del Gobierno son unos nenazas. "Se trata de un correctivo" a Rajoy "que anunció como una ‘decisión soberana'" que corregía el déficit por sus santos... "Tal soberanía se ha derretido como un azucarillo en vaso de agua" porque "de nada sirve el pavoneo nacionalista", dicen sin disimular ni un poquito el alegrón que se han llevado.
En el lado opuesto está La Razón, y ya me imagino que no se caerán de la silla de la sorpresa. "De Guindos gana la batalla semántica a Bruselas". No explica qué es esa gilipollez de la semántica, pero dice que la UE está rendida a los pies de Rajoy, que "la decisión de la UE supone un espaldarazo para la confianza de España", que Europa "ha comprobado que el trabajo de Rajoy ha sido positivo", que "ha hecho los deberes" y que nos tienen una envidia bárbara por tener un presidente como él, poco más o menos.
En El Mundo, Pedro J. pregunta: "¿Este baile de cifras ha sido un mercadeo entre el poder europeo y el nacional o la respuesta airada de la Comisión Europea a un desafío del Gobierno español?" Pues no tiene ni pajolera idea pero lo deja en tablas. "España ha logrado relajar casi un punto más el objetivo de déficit a la vez que Bruselas ha mantenido su autoridad". Y dicho esto, unos sopapos al PSOE. "Fue sonrojante oír ayer a Soraya Rodríguez exigiendo al Gobierno que desobedeciera las nuevas directrices de Bruselas". Para Federico Jiménez Losantos ha sido un "éxito razonable" de Rajoy. Eso sí, "sobraba el ramalazo patriotero de la prensa" cuando Rajoy anunció que reducía el déficit "que se defendió como una rebelión contra Merkel más heroica que la de Agustina de Aragón".
ABC sigue entregado a las elecciones andaluzas y cuenta que Griñán está superpringado porque su firma está en un ERE falso. Albiac deja a Andalucía a la altura del betún. "Andalucía no es la corrupción, es el saqueo; sin códigos, y sin reglas, y sin límite". José María Carrascal hace unas cuantas sugerencias al Gobierno para cumplir con Bruselas sin volver a pegarnos un palo a los demás, porque, verás Rajoy, "como los recortes solo nos afecten a nosotros (...) no lo aceptaremos y con razón". Y ya nos ha enseñado Juncker en el cuello de De Guindos cómo demostrar nuestro cabreo. Así que ya puedes ir tocando "las pensiones vitalicias de diputados, senadores, ministros y demás padres de la patria. Que pasarían a la Seguridad Social. Las tarjetas de crédito, la mayor parte de los coches oficiales y otras prebendas. Las asesorías, empresas, fundaciones y organismo opacos que viven del Estado. Las transferencias a sindicatos, patronales, televisiones e instituciones en igual situación. Las obras suntuarias que se alzan a lo largo y ancho de país. Y todos los pagos ilegales hechos a través de canales públicos". ¿Oído cocina?
La Gaceta le pega un bofetón a Montoro por "sacar una vez más inútilmente los colores a De Guindos", que parece que le ha pillado el gustillo. Y Carlos Dávila echa las muelas con el fútbol. "¿A usted le ha perdonado algo Hacienda? ¿A usted le han permitido que sus deudas se prorroguen sine die? ¿A qué no? Pues a los clubes sí", nos dice como para tocar las narices. Es que "los españoles somos tan extraordinariamente imbéciles que permitimos a estas entidades lo que no podemos soportar para nosotros mismos", sigue calentando. "El que no paga, que responda como lo hacemos cada quisque", ¡eso, eso! "que Hacienda vaya a por ellos. O a por ninguno de nosotros". ¡Muy bien, me cagüen la...! Y hasta que no paguen, que no vea el fútbol ni Dios.