A El País le dan muchísima penita los chavales que dicen que van a "quemar Valencia" y le arrea un porrazo al poli enganchado a los videojuegos de guerra que llamó a los estudiantes "el enemigo". Critica El País este "tono bélico" porque a ellos les mola más el cinegético, así que cuentan que la policía iba a "dar caza" a los manifestantes y "dejó un reguero de duras cargas" contra unos chavales que rogaban atemorizados "no nos apuntes, somos estudiantes, no somos ciervos". Todo esto como aliño a la movida sindical del domingo contra la reforma laboral que el Gobierno se pasa por el forro porque "se sienten fuertes y respaldados" por su mayoría absoluta de hace tres meses. Si es que estos peperos son la releche. Lo mismo se creen que pueden gobernar y hacer leyes y todo.
En Público la Policía es el hombre del saco que "golpea a menores" y el poli sobrado "Rambo en Valencia". Isaac Rosa está en el séptimo cielo. El país es una "olla a presión" con "cada vez más colectivos cabreados, cada vez más gente al límite de su paciencia. La temperatura de la calle está subiendo". ¡Yupiii! Escolar comparte los caldeados augurios de Rosa. "El gobierno de Rajoy no está dispuesto a consentir que la calle se llene de protestas. Que irán a más". Pues ya lo saben. Y es que tampoco dan crédito a lo de la reforma laboral. "Para el PP, la mayoría absoluta cosechada en las urnas es la muestra de que los españoles le han dado un mandato claro para poner en marcha su agenda reformista". Si es que están locos, estos del PP, cómo pueden pensar semejante barbaridad. Si en realidad la gente estaba supercontenta con el PSOE, el aluvión de votos fue porque estaban aburridos con tanta felicidad y pensaron que con el PP habría más marchote en la calle.
En El Mundo, Pedro J. se pone salomónico y da una de cal y otra de arena. Por un lado avisa al PP de que "la tensión en Valencia es una muestra del clima que le espera al Gobierno", pero le pide que tenga paciencia y recomiende a la Policía "actuar con prudencia" porque en Valencia actuaron con "excesiva dureza". Al poli guerrero le dice que "un profesional no puede dejarse arrastrar por la retórica de un extremista" y a los jóvenes les sermonea con que "no deberían dejarse utilizar por quienes pretenden incendiar la convivencia". A ver cuánto dura tanto comedimiento.
La Razón no se anda con tantos paños calientes. "La izquierda agita la calle", dice sin miramientos. "Todo apunta a que las protestas no han hecho más que empezar". A los sindicatos les manda un mensaje de calma José Antonio Vera. "Los sindicatos no deberían cometer el error de extremar la presión llegando a situaciones límite", dice muy paternal. Ely del Valle va al grano. "Tienen dos opciones: refunfuñar por lo bajinis como con Zapatero o recolocarse los gayumbos y organizar una huelga general".
La Gaceta también tiene localizado el hormiguero. "La izquierda radical se enfrenta con la Policía en Valencia" con "lanzamiento de botellas y mandarinas". ¿Ven? Si es que no puede ser, si es que cada vez tienen armas más sofisticadas. Claro, "estas actitudes violentas son consecuencia de la permisividad con que el anterior gobierno trató este tipo de altercados". Si hubiera acabado con las mandarinas otro gallo cantaría. A los sindicatos les atiza Carmen Tomás. "Se está destapando su verdadera cara. Y ha resultado que la tienen de cemento armado". Pero el periódico de Intereconomía le ve un punto positivo. "Los sindicatos nunca levantaron la voz" con Zapatero. "Hoy, en cambio ladran... Luego cabalgamos".
ABC flipa con la "destacada representación del PSOE" que se fue de marcha con los sindicatos "cuando no han pasado dos meses desde que abandonaran el Gobierno de la Nación" dejándola hecha un guiñapo. Alelados se han quedado viendo "la confraternización de los sindicatos con el PSOE de los más de cinco millones de parados", pero grogis total les deja "la rapidez con la que los sindicatos han salido a la calle, que contrasta con la lentitud táctica en las negociaciones con los empresarios y con su pasividad ante la destrucción de empleo durante el Gobierno socialista". Visto lo visto, Ignacio Camacho le da un consejito a los sindicatos. La Thatcher necesitó "muchos huevos para aguantar el pulso", pero "liquidó" a los sindicatos. "Va a haber bronca. De la responsabilidad de los protagonistas depende de que se trate de un simple tenso cruce de fuerzas o de una thatcheriana disputa a cara de perro en la que solo quede vivo uno de los contendientes. Que, con la actual relación de poder, sería sin margen de duda el Gobierno". ¿Oído cocina?