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Martín Prieto revela el secreto de la obsesión de Garzón en 'La Razón'

Con lo que le gustan los titulares de prensa a Garzón hoy tiene una jartá, desde un "ajusticiado" en Público a un "expulsado" en La Gaceta.

Empezamos por los amigos, para que no se diga. El País está muy apenado porque "el Supremo acaba con Garzón". Mecachis, lo que hubieran dado ellos por este titular hace 17 años. Acompañan su actual pesar con una foto monísima de una carita del juez en la que sus fans le han escrito mensajitos, como en las puertas de los servicios. Echo de menos algunos labios dibujados. El editorial "Garzón neutralizado" dice que la sentencia es un "canto al derecho de defensa, que debe compartirse", aclara por si acaso. Pero que los siete magistrados fachas del Supremo han pasado olímpicamente de "la hipótesis" de que Garzón se pasó la ley por el forro para "impedir el delito", que es la hipótesis verdadera, qué duda cabe, y se han fijado más en "la más disparatada, absurda e incluso ofensiva: que buscó desbaratar las estrategias de defensa" porque "le servía para alcanzar el objetivo buscado: anular a Garzón". La anterior directora de Prisiones, Mercedes Gallizo, firma un artículo en el que dice que no hay que abusar del Estado de Derecho, que se está "santificando", caramba. Y José Yoldi tiene clarísimo que "el Supremo ha manejado los tiempos para echar a Garzón por las escuchas de la Gúrtel menos polémicas que el caso de los crímenes del franquismo". Como lo condenen también por este caso lo veo comiéndose el artículo pedacito a pedacito.

Publico ve al juez "ajusticiado". Los que no están de acuerdo con la sentencia, ellos mismos por ejemplo, "exigen la renovación del Alto Tribunal" y que pongan otros que dicten las sentencias a su gusto, a ver qué va a pasar aquí. Y es que el jefe de opinión, Marco Schwartz, siente "vergüenza suprema" porque "de lo que se trata es de destruir al juez que –y aquí le da a la tecla de plantilla del móvil que te da el texto del SMS sin tener que escribirlo- destapó el mayor escándalo de corrupción de la democracia". Isaac Rosa, sin embargo, que confiesa que se ha leído los 69 folios de la sentencia para que luego no digan que opina sin conocimiento de causa, dice que está hecho un lío y no sabe "a quién han condenado". "¿Al juez que entra y sale de la política como del juzgado?", "¿al juez con enfermizo afán de protagonismo?".

Entre la prensa no entristecida está, por ejemplo, La Gaceta. "Garzón, el juez prevaricador, expulsado de la carrera judicial". Dice el editorial que "es una buena noticia para los ciudadanos y para la justicia y mala para la clá de corifeos políticos y mediáticos que han puesto la mano en el fuego por Garzón, presentándolo poco menos que como una Juana de Arco de la progresía inmolada en la pira de los inquisidores ideológicos". Y coincide con Isaac Rosa , un "juez enfermo de protagonismo que debió creerse que estaba por encima de la ley". Carlos Dávila consuela al juez y le abre una puerta a la esperanza. "La condena le puede devolver a la carrera política, carrera que no abandonó por gusto sino porque las mentiras de González frustraron su pantagruélica ansiedad".

El Mundo opta por un titular largo. "Garzón, expulsado por actuar como los jueces de los ‘regímenes totalitarios’". Pedro J. analiza la sentencia, un "demoledor alegato contra la actuación de Garzón", y dice, por si el Supremo no le ha tocado bastante las narices, que "actuó como si fuera Pinochet". No le deja a Garzón ni que patalee. "En el colmo de la paranoia, sostiene que el fallo elimina toda posibilidad de investigar la corrupción, como si el único medio para hacerlo fuera vulnerar las garantías constitucionales. Ello revela la megalomanía de este hombre, que se siente víctima de una conspiración universal y que se permite el lujo de despreciar e insultar al Supremo".

Para Federico Jiménez Losantos, la sentencia "llega tarde, pero más vale tarde que nunca". "Tiene el inconveniente de haber demostrado que la izquierda en España es difícilmente compatible con el Estado de Derecho. Y el nacionalismo más". Pero lo que realmente le ha dolido a Federico es Sabina, que "confesó su pena por 'ser español'. Del cantor del Dioni no esperábamos menos".

En la línea de El Mundo, ABC destaca que Garzón será "inhabilitado once años por sus métodos totalitarios" y que "ha sido víctima de sí mismo" por actuar de forma "temeraria y arrogante". Y dice una verdad como un templo. "Hay que reconocer al Tribunal Supremo la capacidad que ha tenido para resistir la más feroz campaña de desprestigio nunca antes conocida en España contra un órgano judicial". Carlos Herrera está triste. "No seré yo quien se alegre por la condena (...) los que hemos sido seguidores del magistrado no podemos considerar el día de hoy como una jornada feliz (...) quien lo haga (se alegre) sabrá por qué". Pues a su lado, Hermann Tertsch le explica sus razones. "No tenemos una buena noticia, sino dos. La primera es la evidente, que Garzón nunca podrá volver a juzgar a nadie. La segunda es que la izquierda se topa de bruces con la certeza de que han fracaso sus intentos de situarse definitivamente por encima de las leyes".

"Justicia para el ‘justiciero’", titula La Razón, que también lanza vivas a los héroes del Supremo, que "no se deja intimidar y pone fin a la carrera del juez vedette". Del circo de sus fans dice que "ha sido tan grotesca la puesta en escena (...) que Garzón ha perdido el respeto del ciudadano sensato. Con amigos así, al ex juez le han sobrado todos los enemigos". Y le señala el camino a seguir. "El señor Garzón ya es libre de emprender su ansiada carrera política; eso sí, sin utilizar el atajo de la toga de juez". Hala, majo, a buscarte la vida, le viene a decir. Pero quien realmente hace revelaciones inéditas sobre Garzón es Martín Prieto, que cuenta que son amigos y antaño lo invitó a su casa a comer en varias ocasiones. Teníamos noticia de su "evidente vanidad" y su "soterrado afán por el dinero" pero ¿a qué no saben lo que realmente le quita el sueño al exjuez? "Luchaba contra la obesidad: ‘No sabes lo que engorda una imagen de televisión’, me decía". Así que mira, ahora va a salir mucho menos en los telediarios. ¿Ves, tonto, como no hay mal que por bien no venga?

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