La imposición lingüística en Cataluña ha dado una vuelta de tuerca más, esta vez de la mano de CiU. La Generalidad ha reeditado un protocolo, publicado por primera vez en 2010, distribuido por los servicios territoriales de Salud en Tarragona en el que se ordena a todos los empleados de la sanidad pública a hablar en catalán independientemente de que el interlocutor lo entienda o no.
El último protocolo lo ha presentado el director de Salud en Tarragona, Josep Mercadé (CiU). "Toda organización tiene la necesidad de definir cómo debe gestionar su comunicación y establecer unas normas con las que regirse, tanto internamente como de cara al usuario y de puertas afuera", aclara Mercadé en el documento al que ha tenido acceso El País.
Médicos, enfermeras, auxiliares, todos los trabajadores, deben expresarse en catalán tanto por teléfono, como por megafonía, en actos públicos protocolarios e incluso entre los propios médicos durante reuniones de trabajo, especialmente cuando hay delante "terceras personas", como pacientes y sus familiares.
Así lo expone el mencionado protocolo, al que ha tenido acceso el diario de Prisa, que continúa ordenando que el facultativo "siempre hablará en catalán, independientemente de la lengua que utilice su interlocutor". Si durante la conversación el paciente da muestras de no entender el idioma, el personal sanitario tiene que preguntarle si entiende la lengua y, aun así, debe seguir hablando en catalán aunque observe en el receptor "cierta dificultad" de comprensión.
Para estos casos, el gobierno de Artur Mas permite "utilizar recursos no verbales y material gráfico de apoyo". Solo cuando sea imposible la comunicación en catalán, el trabajador sanitario puede hablar en castellano si el usuario entiende ese idioma. Con todo, "debe repetir palabras o frases en catalán para ir introduciendo la lengua en el universo del recién llegado", sostiene.
Las excepciones que permite la Generalidad
El protocolo, según cuenta El País, también pone orden a las nuevas situaciones que se presentan "a causa de la inmigración", en un apartado dedicado a las lenguas no oficiales. La Generalidad solo lo permite en dos casos: cuando una persona extranjera se pone en contacto por primera vez con el sistema sanitario o si existe la posibilidad de que el paciente interprete mal un diagnóstico o el resultado de unas pruebas, porque podría poner en riesgo su salud. Los turistas se incluyen este apartado.
Pero no solo eso, en la documentación por escrito las lenguas no oficiales que traducir "deben limitarse al máximo porque una mayoría muy amplía de inmigrantes conoce el inglés o el francés", aunque deben tenerse presente otros colectivos.